(2) SOLOS, de José Glusman.

HOMBRES ABANDONADOS
Esta comedia dramática argentina no alcanza el nivel de muchas de las estupendas películas que nos han llegado procedentes de aquel país sudamericano. Dirigida por el bonaerense José Glusman -un profesional del teatro, la radio y los medios audiovisuales- Solos es un relato protagonizado por dos amigos abandonados por sus respectivas parejas que deciden vivir juntos en el mismo piso.
No es la primera vez que el cine observa la convivencia de dos separados o solteros en un espacio sin mujeres donde afloran las más diversas manías y obsesiones -en clave de humor destaca La extraña pareja de Gene Saks, 1968)- y donde unos cuarentones viven su naufragio personal indecisos entre el infierno de la rutina cotidiana, la infidelidad, los celos o la pasión que se extingue y el miedo a la soledad.
Sin la chispa ni la fuerza expresiva deseables, Solos es un film planteado desde una mirada masculina que sitúa al varón como víctima de una situación conflictiva que no sabe resolver. En todo caso, es un revelador testimonio de las dificultades que plantean las relaciones humanas, sean de amistad o de amor, con una monotonía que no puede sustituir hábitos anteriores igual de agobiantes.
La insinuada experiencia homosexual como remedio a la melancolía me parece bastante forzada. No se cambia de tendencia sexual como si de un coche se tratara.
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