(1) MOVIDA BAJO EL MAR, de Howard E. Baker y John Fox.

TRAS LA ESTELA DE NEMO
Resulta inevitable hacer referencia al film de Andrew Stanton y Lee Unkrich Buscando a Nemo (2003) o al de Bibo Bergeron y Vicky Jenson El Espantatiburones (2004), pues parten de un argumento y comparten una estética muy similares. Un pececito se queda huérfano tras caer sus padres en una red de pesca e inicia un viaje por el océano en busca de su tía, que vive en un arrecife de coral habitado por extravagantes personajes. Allí conoce a multitud de simpáticos amigos y a una hermosa pececilla, de la cual se enamora y por quien se enfrentará a un peligroso tiburón tigre. Movida bajo el mar no alcanza las empalagosas y cursis animaciones de Disney, pero no puede evitar reproducir los tópicos y clichés propios del género –personajes maniqueos (o muy malos o muy buenos), discurso moralizante, ensalzamiento del valor de la amistad, enamoramiento platónico del protagonista, final perfectamente cerrado y satisfactorio, etc–. No obstante, posee algunos gags sorprendentemente divertidos, en especial aquellas secuencias en las que salen dos personajes homosexuales, una pareja formada por un cangrejo y un pez sierra, que hacen chistes sobre su relación con una llamativa normalidad para tratarse de una producción animada para niños.
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