(1) GUARDIANES DEL DÍA, de Timur Bekmambetov.

LUZ Y OSCURIDAD EN LA RUSIA ACTUAL
Segunda parte de la anunciada trilogía fantástica del director Timur Bekmambetov, considerado por la prensa especializada como el Tarantino ruso, adaptación del best seller de Sergei Lukyanenko, con la que pretende competir en igualdad de condiciones con el cine-espectáculo estadounidense. Guardianes del día comparte exactamente los mismos defectos y virtudes de su predecesora, Guardianes de la noche (2004). Se trata de un entretenido relato, a medio camino entre el género fantástico y el de terror, que narra el eterno conflicto entre las fuerzas de la Luz y de la Oscuridad, refrito metafísico explotado hasta la saciedad, en un mundo donde conviven los seres humanos y la más variada fauna mitológica —vampiros, brujas, demonios— y que una antigua profecía y la aparición de un Elegido ponen en peligro a la Humanidad tal y como la conocemos.
Lo más destacable es, por un lado, su entrañable localismo, ubicando la acción en un Moscú siniestro y deprimente en la actualidad, cuya estética recuerda la mítica Blade Runner (1982), y por otro, su esfuerzo en presentar el clásico enfrentamiento entre buenos y malos de forma cuanto menos curiosa: existe una precaria tregua, controlada por fuerzas poderosas neutrales llamadas La Inquisición, mientras que los bandos, presentados como organizaciones burocráticas, conspiran y se provocan entre ellos. No obstante, el film peca de las mismas limitaciones —excesiva dependencia del efectismo digital y de las escenas de acción, esquematismo y ausencia de profundidad psicológica de personajes, resoluciones en el último minuto— que los films de Hollywood en los que se inspira, principalmente las sagas Matrix y Underworld. Nada nuevo bajo el sol.
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