(3) CAUTIVA, de Gastón Biraben.

DESCUBRIR LA VERDAD
Mientras Argentina celebraba el triunfo en el Mundial de Fútbol de 1978, la Junta Militar (1976-1983) dirigida por el comandante en jefe del Ejército, teniente general Jorge Rafael Videla, proseguía su campaña terrorista contra la oposición política, con el terrible balance de 2.300 asesinatos políticos, unos 10.000 arrestos ilegales y la desaparición de entre 20.000 y 30.000 personas, muchas de las cuales fueron asesinadas y sepultadas en tumbas anónimas. Pero el régimen dictatorial no se limitó a eliminar físicamente a la disidencia, sino que además se apropió ilegítima e ilegalmente de niños recién nacidos para “donarlos” a altos cargos, amigos y simpatizantes del régimen. Cautiva retoma este espinoso tema, la apropiación de niños, tratado anteriormente en emotivos documentales como H.I.J.O.S., el alma en dos (2002), de Carmen Guarini, o Nietos (2004), de Benjamín Ávila.
Cautiva es, seguramente, la mejor aproximación a ese drama humano desde la ficción, sin perder un ápice de credibilidad y emoción contenida. Y lo es porque, a pesar de ser un film pequeño, realizado con escasos medios, se basa más en lo que no se ve que en lo que exhibe: apenas hay escenas del horror vivido por los padres biológicos, no se recrea en la violencia de los fascistas ni en el dolor de sus víctimas. La acción transcurre años después. La protagonista es una joven que, tras vivir toda su vida cómodamente en el seno de una familia bien situada, descubre que no es hija de los que asume como padres y que sus verdaderos padres sufrieron tortura y murieron durante la dictadura militar. El choque psicológico que ello implica está perfectamente mostrado, desde el shock inicial hasta la asunción de la verdad, pasando por las dudas que la llevan a investigar sobre su familia biológica, sobre la responsabilidad de sus padres adoptivos y sobre los acontecimientos políticos y sociales que ella ignoraba hasta que un juez le descubre la verdad. El film, pues, recrea un caso real, siendo asesorado por la agrupación H.I.J.O.S. y la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), responsables de buscar hijos apropiados por la dictadura. Un trabajo que les ha hecho identificar hasta ahora a más de 70 niños, aunque se sospecha que pudieran ser muchísimos más.
Cautiva profundiza sobre la herida todavía abierta de la reconciliación nacional, enriquece con matices los papeles de víctimas y verdugos, a la vez que denuncia las leyes que otorgan inmunidad a los asesinos e impide que se haga Justicia. Un valiente y honesto film que no debería pasar desapercibido.
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