(1) HARRY POTTER Y LA ORDEN DEL FÉNIX, de David Yates.

MAGIA SIN CHISPA
La quinta entrega de las aventuras del joven aprendiz de mago Harry Potter, adaptación de la novela homónima de J. K. Rowling, desprende magia pero sin chispa. Me explico: siendo incapaz de criticar el film por su impecable factura técnica –fundamentalmente su fotografía, su puesta en escena y sus logrados efectos especiales, recreando con gran efectividad el mundo mágico y misterioso en el que se mueven los personajes–, he de referirme a la carencia de ideas y la incapacidad de mantener la frescura y la originalidad de las primeras entregas por parte de esta superproducción creada a partir de un molde preexistente y que se limita, por tanto, a reproducir esquemáticamente sucesos ocurridos anteriormente pero con mayor intensidad, pues la edad y la experiencia de los protagonistas van aumentando considerablemente año tras año.
Encorsetada por una franquicia adscrita a las clásicas fórmulas de éxito, Harry Potter y la Orden del Fénix es una prolongación vacía de las anteriores aventuras, pues ningún evento aporta un significativo avance respecto a lo ya conocido: Harry sigue ampliando sus conocimientos mágicos en Hogwarts mientras sigue acosado por su archienemigo Lord Voldemort, con el que se enfrenta en un duelo final no sin ayuda de profesores y amigos. Las subtramas, relacionadas con la irrupción en la escuela de una nueva profesora que aspira a controlarla e imponer sus rígidas normas de convivencia y un temario reaccionario, el primer coqueteo sentimental del protagonista con una joven alumna y los tejemanejes del Ministerio de la Magia ignorando la amenaza del malvado antagonista, no son sino una excusa tediosa para alargar el metraje y prepararnos para lo previsible. No hace falta ser vidente para suponer que en la próxima aventura, la sexta –de siete en total–, Harry Potter y sus amigos completarán su formación y se enfrentarán nuevamente al agobiante y desaprovechado personaje que hace de malo. Todo artificioso, previsible, sin autenticidad. Un producto fabricado industrialmente como un coche, una lavadora o cualquier otro producto de consumo. Su videojuego ya está a la venta.
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