JAIME ROSALES, DIRECTOR DE “LA SOLEDAD”

«SE HA POLITIZADO TANTO EL TEMA DEL TERRORISMO QUE QUISE CENTRARME EN LAS VÍCTIMAS»
Tras pasar recientemente por el prestigioso Festival de Cannes, dentro de la sección Une certaine regarde, la parte del Festival dedicada a recoger filmes curiosos y exóticos, donde recibió el cálido aplauso tanto del público como de la crítica, el director y guionista catalán Jaime Rosales estrena su segundo film, La soledad, un emotivo y contundente drama sobre el sentimiento de soledad y la incomunicación humana. Al igual que en su ópera prima, Las horas del día (2003), el realizador nos cuenta una historia cotidiana, rabiosamente cercana, en la que un suceso inesperado, un atentado terrorista, cambia la vida de varios protagonistas.
¿Está destinado el ser humano a sentirse solo?
Es una cuestión a tener en cuenta. Me interesaba reflexionar sobre la soledad que se da en nuestra cultura, que es distinta a la que se da, por ejemplo, en la de Estados Unidos. Aquí somos muy sociables, tenemos muchos amigos y solemos quedar con ellos y relacionarnos. No obstante, en términos existenciales, podemos estar rodeados de familiares y amigos y sin embargo sentirnos solos porque no se habla de cosas realmente importantes. Esa ausencia de comunicación básica junto con la sobreabundancia de comunicación de lo superfluo genera frustración y al final hay momentos de la vida que te encuentras aislado, incapaz de conectar con los demás. No se trata de una soledad equiparada a una falta de compañía, tan tratada en el cine estadounidense, pues aquella sociedad es individualista al extremo, sino una soledad entendida como una incapacidad de comunicar lo más profundo de nuestros sentimientos y pensamientos aunque nuestro entorno esté lleno de personas queridas.
El film está lleno de reflexiones existenciales aunque planteas un drama familiar que sorprende por su realismo cotidiano.
Sí. Creo que la soledad es un tema evidente, tal y como indica el título de la película, pero quizá no sea el principal. La incomunicación, los conflictos familiares y la relación entre lo cotidiano y lo inesperado son elementos que siempre están presentes en el film. Pero también comparto con el público mis inquietudes sobre la fragilidad del ser humano, la angustia que produce la muerte y lo complicado que es encontrar el equilibrio interior y ser feliz con uno mismo. Son conceptos teóricos que creo que están bien plasmados en la realidad cotidiana de los protagonistas.
Como tú mismo dices, en tus películas cuentas historias cotidianas, perfectamente identificables, pero introduces un suceso inesperado que se sale de lo común.
Ya lo hice en Las horas del día, con la revelación del lado psicópata del protagonista tras contextualizarlo en una realidad convencional. En La soledad he pretendido mostrar cómo un trágico suceso, un atentado terrorista, cambia radicalmente la vida de una protagonista. La muerte forma parte de la vida, pero lo hemos olvidado. Desgraciadamente, la muerte llega sin avisar, cuando menos te lo esperas. Y creo que la sociedad actual no está preparada para aceptarla porque no nos han enseñado. Es un tema tabú, incómodo. La gente muere en los hospitales, no en su casa como hasta hace poco. Es algo lejano y pensamos que no nos tocará hasta que seamos ancianos, pero realmente podemos morirnos por enfermedad, accidente o por acción u omisión de terceros a cualquier edad. Esa no preparación para la muerte es lo que hace que sea más trágica y dolorosa.
Creo recordar que es la primera vez que se trata de una forma tan realista el terrorismo. ¿Cómo lo enfocaste y por qué no se contextualiza en la película?
El atentado terrorista supone un punto de inflexión en la vida de la protagonista. Como elemento dramático quería darle todo el realismo posible para que fuera creíble. Y este país, por desgracia, conoce muy bien esa realidad. Lo que le da una dimensión trágica al suceso es que nadie se esperaba lo que ocurrió. Mucha gente pensaba que como ya teníamos el terrorismo de ETA, los terroristas islámicos no nos iban a atacar, y de pronto sucede el 11-M. La película se centra más en esos momentos inmediatamente anteriores al atentado, cuando la vida es exactamente igual que el día anterior. Mientras escribía la película sucedió el 11-M. Por ello decidí incluir la trama del atentado en la película. Como se ha politizado tanto sobre la autoría y los partidos políticos han utilizado la política antiterrorista de forma tan partidista, decidí no contextualizar el atentado en La soledad. Quería destacar que es una tragedia que afecta especialmente, por no decir únicamente, a las víctimas. Los políticos vienen después a sacarse fotos con ellas, pero no conocen en profundidad el problema porque no les ha pasado a ellos.
El film es pionero en utilizar la «polivisión», dividiendo la pantalla en dos mitades iguales que corresponden a un punto de vista diferente sobre una misma escena. ¿Qué intencionalidad tiene esta forma de narrar, que si bien no es novedosa sí que es infrecuente?
La primera vez que oí el término «polivisión» fue hace unos años cuando en el Palacio de la Ópera de París asistí a la proyección de Napoleón de Abel Gance. En esta película la pantalla se dividía en tres imágenes, mostrando acciones simultáneas pero independientes entre sí. Yo no quería llegar a eso, simplemente pretendía mostrar dos puntos de vista sobre una misma acción, en definitiva, que las dos imágenes configuraran una sola. Mi intencionalidad con el uso de la «polivisión» era triple: por un lado, potenciar la sensación de ruptura y de transgresión en el espectador, narrando de forma fragmentada en el espacio una historia lineal en el tiempo, en segundo lugar pretendía crear una distancia entre yo como director y aquello que cuento, enfatizando la libertad de los personajes para hacer y decir lo que les viene en gana, proporcionando una mayor sensación de realismo, y finalmente reflejar la psicología de los personajes, pues la descomposición añade expresividad al conjunto, permitiendo resaltar la soledad y al incomunicación de los protagonistas y su incapacidad de entrar en contacto con los demás.
¿Por qué siempre vemos a través de puertas y ventanas?
Es una manera muy interesante de contemplar la acción, como un encuadre dentro del encuadre, en términos metalingüísticos. Estéticamente ver a través de puertas y ventanas es atractivo, pues los personajes desaparecen no fuera del cuadro, sino del espacio dentro del escenario, de una forma más realista. Los personajes se mueven además con mayor libertad, no estando sujetos a cuestiones técnicas de iluminación y sonido.
¿Cómo recibió el público y la crítica de Cannes la película?
Pues la verdad es que estupendamente. Les gustó mucho, tanto a unos como a otros. Es una lástima que no participáramos en la sección oficial pero al menos estuvimos allí, en un marco incomparable para promocionar el film.
Pau Vanaclocha
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