(1) SHREK TERCERO, de Chris Miller y Raman Hui.

Y COMIERON PERDICES
Para Hollywood, uno más uno no son dos, sino tres, a tenor del número de trilogías que están sucediéndose en la cartelera estos últimos años. El inesperado pero indiscutible éxito de Shrek (2001), seguido de una inferior –pero apoyada en taquilla– segunda parte en 2004, hacía presagiar una tercera aventura de estos simpáticos personajes surgidos de diversos cuentos infantiles.
En este caso, Shrek y sus amigos Asno y el Gato con Botas van a la búsqueda del heredero del reino Muy Muy Lejano tras la muerte del Rey Harold, padre de la princesa Fiona y suegro del protagonista. Pero el tiempo no pasa en balde, y la originalidad, la frescura, la inteligencia y la ironía de la primera entrega han sido sustituidas, casi imperceptiblemente, por lo previsible, lo anecdótico, la repetición de viejas fórmulas y lo políticamente correcto.
Shrek Tercero padece lo que se suele llamar “morir de éxito”, sin que se pueda destacar algún elemento novedoso de esta franquicia que ya tiene fecha (2009) para un cuarto episodio, esta vez con los críos de la pareja protagonista como principales reclamos.
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