(0) LA MARCA DEL LOBO, de Katja von Garnier.

ROMANCE LICÁNTROPO
Acudí a ver este film temeroso de contemplar, una vez más, cómo el cine actual está rediseñando la figura del hombre-lobo despreciando sus orígenes mitológicos en un fervor posmodernizador lleno de alusiones, tanto estéticas como narrativas, al estilo Matrix. Y no me equivoqué. Lejanos quedan ya esas terroríficas cintas que mantenían con digna fidelidad la leyenda del licántropo –recuerdo la interesante En compañía de lobos (1984), de Neil Jordan–, aunque estuviese ambientado en la época actual. La saga Underworld acabó con una forma de ver al monstruo para convertirlo en otra cosa. A partir de entonces los hombres-lobo son miembros de una banda de matones revestidos de cuero y armados con fusiles y metralletas, que se enfrenta al hombre o a otras razas nocturnas por la supremacía como raza superior.
La marca del lobo insiste en esa visión posmoderna en la que lo de menos es la maldición lunar y su sorprendente transformación en un monstruo asesino, mitad hombre mitad animal. Si además añadimos un argumento de lo más convencional -el enamoramiento de una chica-loba con un simple humano, con el consecuente enfrentamiento con el resto de su manada- y un presupuesto tirando a bajo respecto al cine de Hollywood, nos encontramos con una película insípida en sus planteamientos, pobre en sus efectos especiales y previsible en su resolución final. Olvidable.
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