HERNÁN GAFFET, DIRECTOR DE “CIUDAD EN CELO”

«LA GENTE SE MUEVE POR INERCIA Y ESO LE IMPIDE VIVIR CON INTENSIDAD»
Curtido en el mundo del cortometraje y autor de dos documentales sobre la música argentina en la actualidad, el director Hernán Gaffet se estrena en el largometraje de ficción con Ciudad en celo, una divertida comedia coral ubicada en un Buenos Aires romántico y colorista sobre el amor y sus consecuencias, en la que reflexiona en boca de los personajes sobre diversos aspectos de la vida cotidiana como la amistad, la muerte de un ser querido, el peso del pasado, las segundas oportunidades y el riesgo que supone dejarse llevar por los sentimientos. El film recibió el Premio Pilar Miró del pasado Festival de Valladolid, donde cosechó buenas criticas y gozó del apoyo del público asistente.
¿Cómo surge la idea que tratas en el film?
La idea de la película tiene como origen el guión de un cortometraje que no llegó a rodarse nunca. En él aparecía un grupo de amigos que hablaban sobre el amor, la amistad y la solidaridad, conceptos imprescindibles para sobrevivir en cualquier ambiente urbano hoy día. Sobre esta base intenté, además, reflejar la ciudad de Buenos Aires en un retrato lo más cercano posible a mi propia experiencia.
Localizas la acción en un bar, donde se reúnen los protagonistas para hablar sobre mujeres.
En Ciudad en celo, el lugar donde se desarrolla la acción es muy importante. Quería poner el acento en aquellas cosas que me gustan de esta ciudad y que desgraciadamente parecen condenadas a extinguirse. Me fijé en el típico bar de barrio, un lugar en peligro de extinción, desolado desde que los centros comerciales se impusieron a las viejas costumbres de tomar algo con los amigos. La mesa de un café me parece el lugar idóneo para encontrar refugio espiritual, remendar corazones y cultivar amistades. En estos lugares la gente se permite el lujo de ir a perder el tiempo, algo impensable en la actualidad. En los cafés porteños la gente se socializa como en una extensión del trabajo y del hogar.
El tango, como no podría ser de otra manera, hace acto de presencia.
Por supuesto. Una vez, en un festival de cine extranjero, me preguntaron por qué no había películas argentinas con espíritu tanguero. No me refiero a tener como banda sonora canciones de tango, sino películas de ficción con el ritmo, la esencia y los sentimientos del tango. Hice un repaso a mi memoria cinematográfica y acepté el hecho de que era cierto, no había películas de ese tipo. Ciudad en celo intenta captar ese espíritu.
Ciudad en celo recupera la pureza del género cómico. Es optimista, vitalista, con final feliz.
Quería rescatar el humor de lo cotidiano, no tratar sobre grandes acontecimientos sino el día a día de unos amigos. Prescindir de graves conflictos dramáticos, aunque existen elementos de una gran emotividad, como la muerte de un amigo. Centrarme en la comicidad desde un punto de vista vital, como una actitud ante la vida. Los diálogos de los personajes enfatizan esa postura filosófica. El final feliz está buscado adrede. ¿Por qué una película seria debe terminar mal? ¿Por qué es mala una película que acaba bien? Elegí conscientemente ese final para remarcar el mensaje del film: el amor surge, está ahí, y cuando menos te lo esperas aparece. Sólo tienes que estar predispuesto a ello. A pesar de todo, pienso que en Ciudad en celo hay mucha melancolía escondida, como en el tango.
¿Cuál es la idea más importante que pretendías hacernos reflexionar?
Además de que el amor es una fuerza fundamental en la vida de las personas, quería mostrar una edad, la de los cuarenta, que supone un primer balance en la vida que no se hace en otras épocas. Sin dejar de ser joven, ya uno siente que ha dejado de serlo. Empiezas a pensar con quién estás y si será la persona con quien compartirás el resto de tu vida. Es una época en la que vienen divorcios, se crean nuevas parejas… Y finalmente hay otra reflexión muy interesante, y es que la gente se mueve por inercia y eso le impide vivir intensamente. Hacemos muchas cosas por inercia. Por comodidad, para evitar conflictos, por temor o por simple inacción muchas personas son capaces de vivir una vida triste, sin alicientes, sin ilusión. Es un gran error, porque entonces empezamos a ser otras personas, a mentir, a vivir dobles vidas, a ser hipócritas.
¿Es Buenos Aires, como tú dices, una ciudad en celo?
Es una ciudad muy sensual, concretamente cuando empieza la primavera y sube la temperatura. Las chicas se quitan la ropa y los hombres se quedan atontados mirándolas. Pienso que no he idealizado la ciudad ni exagerado la belleza de las mujeres de Buenos Aires.
El cine argentino está muy bien valorado en España, ya que desde títulos como Nueve reinas o El hijo de la novia no han dejado de venir películas recocidas por el público y la crítica. ¿Cuál es el secreto de su éxito?
El mercado de cine argentino es muy pequeño. No es una industria sino algo artesanal. Sin coproducciones, se harían muy pocas películas en Argentina. Evidentemente, eso hace imposible competir con el cine de Estados Unidos, mucho más espectacular y efectista. El cine argentino apuesta, ya que carece de recursos, por la frescura, la originalidad, la honestidad, la cercanía de los temas. Además, hay en Argentina muy buenos profesionales y una cantera de actores y actrices reconocidos internacionalmente. El cine argentino ofrece lo que tiene, que son unas historias atractivas con sentimientos, ofrece un cine intimista, centrado en los personajes más que en las acciones.
Pau Vanaclocha
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