(0) DOS RIVALES CASI IGUALES, de Miguel Ángel Calvo.

FÁBULA REACCIONARIA
Más allá de todo triunfalismo, en la producción cinematográfica española anual hay un tercio de películas que nunca llegan a estrenarse en las pantallas comerciales y otro tercio que puede solaparse parcialmente con el anterior, formado por primeras obras de realizadores que difícilmente podrán proseguir su carrera con una segunda producción. Dos rivales casi ¡guales presenta todas las características de este cine «maldito» que por su baja calidad y escaso gancho taquillero no suele interesar a casi nadie.
A una narrativa torpe y confusa -mala caracterización de personajes, nula progresión dramática, diálogos infames, situaciones tópicas- añade la analfabeta tesis de que «todos los políticos, de derechas y de izquierdas, son ¡guales» o casi, dándole un toque postmoderno, más pulido, a aquellos films de la transición española -comedias de los Gil, Lazaga y Ozores de los años 70-80- que desconfiaban de la recuperada democracia y que mostraban una mal disimulada nostalgia por el uniformismo franquista.
Rodada entre Madrid y los bellos paisajes de la Navarra rural, Dos rivales casi iguales es un cuento político sobre el bipartidismo, la ambición de poder y la corrupción protagonizado por dos hermanos gemelos que aspiran, con las elecciones, a la presidencia del gobierno español. Pero se mixtifica y se falsea toda referencia real: el P. C. es el partido conservador (con emblemas de color rojo) y el P. P. es el partido progresista (con anagramas de color azul). Lugares comunes e imprecisiones, pues, en un pésimo producto que cuenta con las caras conocidas de Teresa Gimpera, María Galiana, Paco Algora y Andoni Gracia en el doble papel de los gemelos.
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