DAVID Y TRISTÁN ULLOA, DIRECTORES DE “PUDOR”

“LA FAMILIA NO TIENE QUE SER BUENA EN SÍ MISMA”
Los hermanos Ulloa, David y Tristán, debutan como directores con Pudor, un intenso drama familiar sobre la incomunicación y la soledad, adaptación de la novela homónima del escritor peruano Santiago Roncagliolo (Lima, 1975), premio Alfaguara de este año con «Abril rojo». El film es una mirada a la intimidad de un grupo de personas con deseos, obsesiones, secretos y miedos, incapaces de compartirlos ni siquiera con quienes más quieren. Pese a su juventud, David tiene a sus espaldas una larga carrera como realizador de televisión, siendo el máximo responsable de diversos programas de Canal+ y Studio Universal (plataforma Quiero TV). Su hermano Tristán, más conocido por su carrera como actor, ha participado en películas tan destacables como Mensaka, Los sin nombre, Marta y alrededores, Lucía y el sexo, Volverás, El lápiz del carpintero o Salvador (Puig Antich).
¿Qué os sedujo de la novela de Santiago Roncagliolo para decidir adaptarla al cine?
Tristán Ulloa: A mí me cautivó la historia porque trataba un tema que queríamos profundizar, que era la incomunicación entre seres humanos, más concretamente entre los miembros de una misma familia. Tratar de entender cómo es posible que entre marido y esposa, entre padres e hijos, existan secretos tan importantes como los que poseen los personajes. Y, consecuentemente, el sentimiento de soledad que les embarga a todos y cada uno de ellos. El verdadero drama de la película es que estando en familia, los personajes se sienten solos.
David Ulloa: Para mí, lo más interesante de la novela es que, como lector, eres conciente de todos los secretos y conflictos existentes pero como los personajes no hablan, no son conscientes de los problemas de los demás. Cada personaje sufre un drama que el resto no conoce. Cada uno está preocupado en lo suyo, sin importar lo que les pase a los demás. El resultado es un silencio incómodo, un ambiente de tensión e incomprensión que pone en peligro la estabilidad del núcleo familiar. Quería llegar a un punto donde esa crisis estuviera a punto de estallar.
Retratáis a una familia de una manera muy poco habitual, alejada de la imagen gratificante e idílica que dan otras películas, series de televisión, etc.
Tristán Ulloa: Hemos tratado el tema de la familia de una forma poco costumbrista, y en ese sentido, poco correcta políticamente. Estábamos cansados de ese costumbrismo amable, que tranquiliza al público. Creemos que no había necesidad de proteger al espectador de temas tan naturales como la muerte o el sexo.
David Ulloa: La familia siempre se ha visto como algo positivo, algo que protege al individuo de una realidad hostil. La familia es una estructura fundamental en la sociedad pero no tiene por qué ser buena en sí misma. A veces es mala, no funciona, es motivo de frustración, infelicidad, conflictividad. Queríamos, por tanto, mostrar una familia disfuncional, con graves problemas de comunicación. No es que no se quieran, es que no saben cómo decirse que se quieren.
El film muestra el punto de vista no sólo de los padres, sino también el de los hijos. Las dificultades de la hija por descubrir su identidad sexual e integrarse en clase y los problemas de sociabilidad del hijo son elementos dramáticos importantes.
Tristán Ulloa: Era una necesidad ponerse a la altura de cada uno de los personajes. Muchas veces cuando tratamos la realidad de la infancia, la tratamos desde el punto de vista de un adulto. Generalmente se suele subestimar los problemas que tienen los niños, como si fuera algo sin trascendencia o un juego. Pero los niños y los adolescentes tienen problemas, tan graves proporcionalmente como los que puede tener un adulto.
Pese a la sucesión de drama existe cierto espacio para la esperanza.
David Ulloa: No queríamos caer tampoco en el melodrama más amargo, en el puro espectáculo lacrimógeno. Es por eso que el mensaje que ofrece el film es que en los momentos más difíciles valoramos realmente lo que tenemos. Tiene que pasar algo grave para que la gente se dé cuenta de lo que tiene. Ahí se demuestra si hay unión o no.
Pau Vanaclocha
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