(3) TRISTAM SHANDY: A COCK AND BULL STORY, de Michael Winterbottom.

CINE DENTRO DEL CINE
Sorprende en Winterbottom su capacidad para cambiar de temas y de estilos entre una película y la siguiente y, sobre todo, su permanente empeño en mantener su independencia creadora y su libertad de expresión. En esta ocasión aborda el rodaje de la adaptación de una novela de Lairence Sterne, clérigo de Yorkshire, publicado por entregas entre 1759 y 1767, un relato autobiográfico en primera persona bastante caótico que viene aderezado por multitud de digresiones y reflexiones sobre el propio oficio de escritor que confieren al texto un carácter experimental que se adelantó en muchos años a la literatura vanguardista contemporánea.
Por su parte, Winterbottom, consciente de la enorme dificultad de realizar una adaptación ortodoxa, hace de esta producción británica un ejemplo de “cine dentro del cine” alternando incesantemente presente y pasado, realidad y ficción, cine y vida, poniendo en evidencia todo el artificio del discurso fílmico tradicional, sustituyendo la fascinación ante la pantalla que posibilita la identificación del espectador por una sucesión de situaciones anodinas que van desde el divismo de los actores a los intentos de ordenar el caos cotidiano según las reglas del arte cinematográfico o desde la fallida reconstrucción de la batalla de Namur (1965) en la guerra anglo-francesa a las exigencias comerciales de los productores.
Como ya hizo Tony Richardson en Tom Jones (1963), adaptación de la novela de Henry Friedling, Winterbottom elige el camino de la sátira y el humor grueso para aproximarse a un texto dieciochesco que él trata de forma irreverente, contrariando y destruyendo la ortodoxia de la narración clásica al ignorar los preceptivos conceptos de planteamiento, nudo y desenlace.
Tristam Shandy muestra pues un tono ligero e irreverente que convierte el relato en un juego disparatado y divertido protagonizado por el actor Steve Coogan, que encarna a varios personajes, y que incluye abundantes citas cinéfilas sin olvidar una banda sonora que aprovecha fragmentos musicales debidos a la inspiración de Nino Rota, J. C. Bach, Schumann, Haendel y Michael Nyman.
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