(0) CERDOS SALVAJES, de Walt Becker.

NOSTALGIA DE LIBERTAD
La idea, sin ser original, era sumamente interesante: cuatro amigos cincuentones, hartos de su domesticada y previsible existencia, deciden salir a la carretera cabalgando una Harley en un viaje que va más allá del plano físico. Una aventura motera en busca de la libertad que perdieron al asumir responsabilidades, en busca de la masculinidad cuestionada por su fracaso como maridos ejemplares o por sus vidas rutinarias, en busca, en definitiva, de la juventud perdida. Una oportunidad perfecta para hacer balance y redefinirse como personas, y ser fiel testimonio de esa “América profunda” excesivamente esquematizada en el cine de Hollywood. Pero el tono de Cerdos salvajes es otro, al igual que su intencionalidad. El film pretende ser una entretenida comedia basada en chistes fáciles y situaciones ridículas, sin planteamientos más complejos que puedan despistar al espectador. Se mencionan títulos como Easy Rider, de Denis Hopper, o Thelma & Louise, de Ridley Scott, pero Cerdos salvajes no está a su altura y parece más una insulsa parodia de los citados ejemplos. Una road movie que no convence.
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