FRANCISCO J. LOMBARDI, DIRECTOR DE “MARIPOSA NEGRA”

«MUCHOS PERUANOS DESCONOCEN LA HISTORIA DE SU PAÍS»
El reconocido director peruano Francisco J. Lombardi vuelve a la gran pantalla con Mariposa negra, un thriller con marcado trasfondo político que se acerca a la corrupción de los últimos años de la dictadura de Alberto Fujimori (1990-2000), destapando la compra de políticos, el control de medios de comunicación y la eliminación de adversarios que impulsó Vladimiro Montesinos, jefe del Servicio de Inteligencia y asesor del presidente peruano, durante su mandato. Basado en la novela «Grandes miradas», de Alonso Cueto, Mariposa negra plantea lo que una persona puede llegar a hacer para descubrir la verdad de un extraño asesinato y la estrecha línea que separa la justicia de la venganza. El film ha pasado por los festivales de Montreal, El Cairo, Málaga y Biarritz, en dónde Melania Urbina fue galardonada con el premio a la mejor actriz.
¿Qué es lo que te llevó a hacer Mariposa negra?
Mi intención ha sido acercarme con un tono de denuncia a la realidad social y política de los últimos años de Perú, concretamente a los gobiernos de Alberto Fujimori, para darle al espectador peruano una visión crítica de las prácticas mafiosas que usaba ese régimen para perpetuarse en el poder. Pero además de eso, quise centrarme en los personajes protagonistas porque Mariposa negra cuenta la relación entre dos mujeres muy distintas, que empiezan de una manera y terminan de otra, siendo una película de transformaciones, en la cual este universo femenino sirve para reflexionar sobre cómo el contexto puede influir en el comportamiento y en la forma de pensar de las personas.
¿La dictadura fujimorista es una etapa desconocida para el peruano de calle?
Sí, pienso que la gente desconoce hasta dónde llegó la corrupción de los gobiernos de Fujimori. No es del todo consciente de la compra masiva de políticos, el control mediático que impuso el gobierno, incluso el asesinato de jueces, periodistas y políticos contrarios al régimen. Es una etapa de la historia que se ha pretendido ocultar. Mi intención era, por tanto, acercarme a esos años para que el público los conociera. Desgraciadamente, muchos peruanos desconocen su propia historia.
El tema de la memoria histórica es un tema recurrente en tu filmografía.
En realidad no es una propuesta voluntaria o consciente, pero ha terminado pareciendo que sí. En mis últimas películas he hecho un cine que mira la realidad e intenta denunciarla. De hecho Mariposa negra es, previsiblemente, la segunda película de una trilogía, la primera era Ojos que no ven, sobre la época de la corrupción en Perú.
¿Qué fue lo que más te sedujo de la novela de Alonso Cueto?
Cuando leí la novela me pareció una obra muy fácil de leer y que conectaba con el público. Su estructura, a modo de investigación policíaca o periodística, me resultaba atractiva. Le daba un aire clásico: existe un punto de inflexión en la vida de la protagonista que le empuja a cambiar sus prioridades, en primer lugar pretende limpiar el nombre de su novio asesinado y en segundo lugar orquesta un plan para eliminar el culpable de ese horrendo asesinato. La novela narra ese proceso obsesivo que le lleva a la protagonista a actuar como actúa.
El periodismo que se ejercía entonces no sale muy bien parado en la película.
Claro, se trata de un periodismo vendido al gobierno que, con su sensacionalismo, silencia los crímenes de Estado y desprestigia a los adversarios políticos con calumnias y acusaciones sin pruebas. Era el mismo gobierno quien impulsaba estos medios sensacionalistas y contrataba periodistas para trabajar en ellos. El personaje de la periodista ejemplifica la actitud cínica y desinteresada por las cosas del periodismo basura, y precisamente, es a partir de la relación que tiene con la novia del juez asesinado cuando toma conciencia de la situación real social y política de Perú.
El título hace referencia a la protagonista del film, por la transformación que sufre.
La mariposa es, como todo el mundo sabe, un insecto que sufre una extraordinaria metamorfosis en un momento determinado de su ciclo vital, cuando pasa a la edad madura. Metafóricamente, el personaje sufre también una transformación, no física sino moral y psicológica. De la fragilidad inicial, por su ingenuidad e inocencia, a la dureza posterior, que la lleva a comportarse de forma muy distinta. Resulta sorprendente la máscara de frialdad que se pone para introducirse en el mundo de los altos mandatarios en su búsqueda del culpable de la muerte de su pareja.
El film profundiza en la relación entre la protagonista y la periodista.
En la novela esa relación no está tan desarrollada como en la película. Mi intención fue profundizar en ella porque me parecía muy interesante cómo llegan a sentirse tan unidas. Para ambas el asesinato del juez les hace ver una nueva realidad, les abre los ojos. Es un antes y un después en sus vidas. La periodista queda fascinada por el empeño y tesón de la protagonista por vengarse.
¿Cuál es la situación actual del cine peruano?
Por desgracia se hacen muy pocas películas en Perú, tres, cuatro o cinco al año. Y suelen ser coproducciones con países como España, como en este caso.
Pau Vanaclocha
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