FELIPE VEGA, DIRECTOR DE “MUJERES EN EL PARQUE”

«ES INEVITABLE PASAR POR EL SUFRIMIENTO»
Si en Nubes de verano, su anterior película, el director y guionista Felipe Vega se centraba en una pareja treintañera en crisis debido a una supuesta infidelidad, en Mujeres en el parque habla directamente de la ruptura sentimental, del final del amor. Un tema incómodo, tratado casi siempre visceralmente, a partir de tópicos y exageraciones toscas, propias de telenovelas o programas de cotilleos. Pero el director leonés lo trata con sumo respeto y un gran realismo, dos constantes en su cine cercano y reconocible.
En ciertos círculos de la crítica se te considera ya el Eric Rohmer del cine español gracias a tu cine sencillo y emotivo que incide en historias cotidianas sobre el amor y el desamor, la soledad, la vida y la muerte.
Es innegable que mis películas tienen elementos en común con una corriente del cine francés, de hecho al igual que a Rohmer me interesa acercarme cada vez más a historias reconocibles por todos, protagonizadas por personajes creíbles que piensan, hablan y actúan como lo haríamos tú y yo. Mi mayor ambición como director es, actualmente, devolverle al cine las cotas de realismo, de cercanía y de vitalidad de otras épocas, porque hablar hoy de realismo social o cotidiano en el cine se ha convertido en algo extraño e insólito. Desgraciadamente abundan las películas que evaden la realidad y renuncian a mostrar conflictos humanos. La mayor parte del cine que se exhibe hoy, que coincidiría con el llamado cine comercial, se aleja del realismo: los éxitos de taquilla son monopolizados por la fantasía heroica, la acción, la ciencia-ficción, el thriller, la comedia… parece que no interesa tanto el drama contemporáneo. En contra de la tendencia imparable a simplificar, yo pretendo lo contrario, matizar.
¿Podríamos considerar Mujeres en el parque como una continuación de tu anterior película, Nubes de verano?
Es evidente que existen puntos en común entre ambas películas. Quizá la segunda no sea una continuación literal de la primera, pero sí están conectadas porque Mujeres en el parque es una reflexión que surge tras acabar Nubes de verano. El final abierto de este film despertó mucha curiosidad al público. Todo el mundo preguntaba por el destino de los cuatro personajes, de las dos parejas. Eso nos hizo plantearnos a Manuel Hidalgo y a mí la posibilidad de tratar en nuestro próximo proyecto la ruptura, la separación. Por lo demás no tienen nada que ver, empezando por la edad de los protagonistas. Mientras que en Nubes de verano los protagonistas son treintañeros, en Mujeres en el parque alcanzan los cincuenta y aparecen los veinteañeros. Todos tienen en común la búsqueda incesante de la felicidad, aunque parece inevitable que tengamos que pasar por el sufrimiento.
En el film tratas el desamor y la separación con mucha naturalidad, sin dramatismos.
Porque una cosa es hablar de los sentimientos y otra cosa es ser sentimentaloide. Además, la ruptura es una fase más del amor, porque evidentemente no todas las relaciones amorosas acaban bien. Se suele decir que el amor tiene fecha de caducidad, no dura siempre, y mucho menos si no lo cuidas. Pero voy más allá: cualquier ruptura supone dolor, pero ¿por qué necesariamente es dramático?
Aprecio un tono escéptico en tus últimas películas sobre las relaciones sentimentales.
No es tanto que yo sea escéptico por mi experiencia personal o por mi edad sino que adopto el escepticismo como una actitud frente a la vida, como una postura vital. Creo que el escéptico, aquella persona que mira con una dosis razonable de escepticismo, puede enfrentarse a las cosas de una manera más saludable.
El personaje de la hija aporta un nuevo punto de vista sobre la ruptura matrimonial, pero además introduce el segundo gran tema de la película: los conflictos generacionales.
El personaje de Bárbara Lennie se convierte en una especie de detective sentimental. Quiere conocer el mundo de los adultos, desea comprender cómo ese ámbito familiar que le ha protegido hasta ahora se ha destruido. Esta línea argumental me permitía también desplegar las complejas relaciones que tiene con sus padres y poner en evidencia las diferencias y los conflictos que existen entre los padres y los hijos.
¿Son inevitables esos conflictos?
Lo son por una simple razón: no se ve la vida igual a los veinte años que a los cincuenta. La experiencia de unos choca con la inexperiencia y las ganas de experimentar de otros. Es evidente que no comparten los mismos intereses los padres y los hijos. Y cuando se produce una separación matrimonial los conflictos generacionales se intensifican porque el grupo familiar se reorganiza por completo, afectando a cada miembro de la familia.
¿Son distintos los conflictos generacionales ahora que antes?
Tengo la impresión de que vivimos una época en que las relaciones familiares han cambiado tanto con respecto a mi generación que todavía no hay referentes ni estudios serios sobre el tema. Creo que se está produciendo un fenómeno social que consiste en que los jóvenes tardan más en crecer. A pesar de que hay mayor libertad, los padres tienden a limitar el campo de experiencia de sus hijos. Hay más libertad pero se alarga el período de dependencia. La falta de trabajo, la carestía de la vivienda, la dilatación de la vida académica, la sobreprotección de los padres, la comodidad de los hijos… todo ello contribuye a la creación de una generación de jóvenes que alargan años y años su vida dependiente. Cada vez son más los padres que deben expulsar a los hijos de su hogar, cuando antiguamente los hijos se marchaban pronto de casa para vivir su vida y gozar de su independencia.
Resulta cuanto menos sarcástico que la hija acabe repitiendo los errores de sus padres.
Existe una genética y una educación recibida que, sin saber a ciencia cierta cuánto influye cada cosa, determina el comportamiento del ser humano. La hija comienza la película diciendo que no entiende a su padre, pero pronto se encuentra con que ella también es difícil de entender. Su maldición, mal que le pese, es que se parece más a su padre que a su madre.
Pau Vanaclocha
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