(3) QUINCEAÑERA, de Richard Glatzer y Wash Westmoreland.

VIRGEN Y MADRE
Premiada en el pasado Festival de Sundance, Quinceañera constituye un honesto y respetuoso documento sociológico sobre la comunidad mexicana que habita el barrio de Echo Park de Los Ángeles, un distrito urbano sometido a transformación donde la pequeña burguesía, los artistas y los profesionales gays están desalojando sus casas, mediante el alza de los precios, a sus actuales ocupantes latinos procedentes de la inmigración. Los cineastas Richard Glatzer y Wash Westmoreland, pareja profesional y también sentimental, se inspiraron en la vida de sus vecinos a la hora de elaborar el guión de este film sobre el trabajo, los ritos religiosos, las conductas sexuales, la convivencia familiar y peculiaridades raciales de un colectivo hispano afincado en EE.UU. que conserva todavía rasgos peculiares de sus orígenes pero cuyas nuevas generaciones evolucionan hacia la integración en una sociedad que les permite mayor libertad y notables mejoras económicas.
La película, cuyo productor ejecutivo es el magnífico realizador independiente Todd Haynes. tuvo un doblaje rápido y barato con cámara al hombro, muchos escenarios naturales y una mayoría de actores no profesionales. Cultiva un realismo cotidiano cuya autenticidad debe tanto a la influencua del free cinema británico y de sus herederos Stephen Frears y Ken Loach como a un tono narrativo que acierta a mezclar el drama étnico con la comedia costumbrista.
También aquí, como en sus antecesoras europeas, la clase trabajadora asume el papel fundamental y resulta evidente lo que en Glatzer y Westmoreland ha influido un film tan emblemático como Sabor a miel (Tony Richardson, 1961). La riqueza de la banda sonora, con variedad de estilos musicales, y el bilingüismo de los personajes son sólo algunos de los elementos contextualizadores de un film que aobrda los problemas sin postura moralizante alguna, aunque su desenlace deja abierta una puerta a la esperanza.
Eje temático clave del relato es la ceremenia en que las jóvenes hispanas celebran sus 15 años, una especie de presentación en sociedad de aquellas que dejan la niñez para convertirse en mujeres anunciando al mismo tiempo su virginidad y su predisposición a aceptar un compromiso amoroso tendente al matrimonio. Un rito no sólo católico sino vigente también en multitud de pueblos y culturas.
Pero el protagonismo no sólo corre aquí a cargo de Magdalena, la virgen adolescente que queda extrañamente embarazada, sino también de su primo Carlos, un muchacho homosexual con quien forma la pareja rara, rebelde, que transgrede los sólidos principios morales de su tribu.
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