(2) EL GRAN SILENCIO, de Philip Gröning.

INTERIOR DE UN CONVENTO
Tras muchos años de espera, Philip Gröning obtuvo permiso para filmar la vida cotidiana de los monjes en la Gran Cartuja de los Alpes franceses, un extenso y antiguo monasterio rodeado de frondosos bosques y de nevadas montañas. Con su cámara de vídeo, el cineasta alemán convivió con los cartujos durante varios meses, registrando el paso de las estaciones y una rutina diario hecha de oraciones, meditación, pequeños trabajos, comidas, higiene personal y breves salidas de recreo por los alrededores. El rodaje se hizo con luz y sonido naturales, sin música ni comentarios adicionales, con planos estáticos y de larga duración que propician un ritmo lento para mostrar la serenidad y austeridad propias del ascetismo de la regla de san Bruno dictada en 1086.
La película viene a satisfacer la curiosidad de quienes se han preguntado a menudo cómo es la existencia en el interior de un monasterio, de acceso vetado a la mayoría, pero para conocer la respuesta hay que resistir las tres horas de proyección, porque abundan las reiteraciones, las imágenes fijas que han agotado su información y está en enorme inconveniente de una fotografía granulosa y oscura, de escasa nitidez. Pese a todo, el realizador intenta en todo momento obtener encuadres que sean artísticos y originales. Algunos han evocado a Rossellini y a Bresson para definir el estilo de este documental tan contemplativo como poco explicativo, tan descriptivo como nada analítico, que alterna los largos silencios y las penumbras con los inocentes juegos de frailes.
El gran silencio, premiado en varios festivales, es un curioso film cuya mirada refleja y comparte la vivencia religiosa de una estancia monacal, hecha de claurusa y aislamiento, que el fraile ciego entrevistado resume como una búsqueda espiritual de la trascendencia. Entre el misticismo y las prosaicas ocupaciones de cada día, vemos a seres humanos que cultivan su fe, que se preparan para un buen morir y que esperan gozar de una vita eterno junto al Padre. Este es su testimonio personal.
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