(2) LA SILLA, de Julio D. Wallovits.

ALGO MÁS QUE UN MUEBLE
Primer largometraje en solitario de Julio D. Wallovits -tras Smoking room, codirigida por Roger Gual-, un realizador argentino que ha destacado en publicidad, teatro y cortometrajes, La silla es un cuento moral, cargado de pesimismo existencial, elaborado con un lenguaje fílmico muy personal y con todas las características propias del cine de “autor”.
Una voz en off va comentando el caso clínico del protagonista, un ejemplo de neurosis típica del hombre contemporáneo caracterizada por la insatisfacción permanente, el malestar interior, el miedo, la ansiedad y la frustración. El hallazgo casual de una silla -estilo bauhaus- en la tienda de un anticuario desencadena en este hombre anónimo una obsesión enfermiza por poseerla, ya que todas sus pertenencias ya sólo le producen indiferencia y hastío.
El film posee tal diversidad conceptual que va convirtiéndose en un empacho culturalista, con un chorro incontenible de reflexiones y sentencias sobre la sociedad de consumo y el laberinto psicoanalítico, servidas mediante las propuestas formales del llamado “teatro del absurdo”. Bien fotografiada por Tomás Pladevall, La silla hubiera podido ser un interesante mediometraje de 30 minutos, sin alargarlo innecesariamente. Queda, eso sí, como un curioso relato sobre la insatisfacción humana, la rutina cotidiana y la infelicidad. Pero la fuerte estilización de la narración no propicia aquí un discurso de validez universal sino una divagación demasiado abstracta y de limitado alcance.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.