(2) MURDERBALL, de Henry Alex Rubin y Dana Adam Shapiro.

LECCIÓN DE SUPERACIÓN
Emotivo y valiente documental que nos introduce en el mundo de la discapacidad sin caer en absoluto en ese penoso paternalismo con que se suele retratar, en muchas ocasiones, a los discapacitados en las películas de ficción dramática, pues muy al contrario nos muestra una auténtica lección de superación por parte de los miembros de un equipo de “Murderball”, un deporte parecido al rugby que se juega en silla de ruedas y que goza de un gran prestigio en Estados Unidos y que incluso se compite en los Juegos Paralímpicos.
Murderball, por tanto, pretende mostrar el lado más humano de los discapacitados, intercalando entrevistas personales que indagan sobre cómo acabaron postrados en una silla de ruedas y cómo afrontaron su nueva situación e imágenes de su preparación para las Paralimpiadas de Atenas en 2004, donde llegaron hasta la final frente a su adversario Canadá. De hecho, lo mejor de este curioso documental es que nos muestra cómo es su vida diaria, su intimidad, desmintiendo algunos tópicos que rodean a este colectivo. Su activa vida sexual, sus éxitos con las mujeres, su total independencia en las labores cotidianas, su sentido del humor y sus ganas de vivir, todo ello para demostrar que la falta de movilidad en sus extremidades no es obstáculo para alcanzar las metas que se proponen.
Quizá peque de excesivo sentimentalismo al entrar en la intimidad familiar, destacando la gran labor de padre de un protagonista, o la reconciliación de dos amigos de la infancia que no se veían desde el fatal accidente que condenó a uno de ellos, al que no conducía, a su actual situación.
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