(2) JÓVENES OPORTUNIDADES, de Jean-Pierre Sinapi.

COMEDIA SOCIAL
El tercer largometraje del francés Jean-Pierre Sinapi, profesor de Física, gran admirador de Pasolini y prolífico guionista de TV, es una comedia de alcance socil protagonizada por seis delincuentes juveniles, encarnados por actores no profesionales, condenados judicialmente a realizar trabajos para la colectividad en una apartada aldea de la profunda campiña. Hijos de la inmigración, habitantes de suburbios parisinos, los muchachos emprenderán un difícil camino de reeducación ejecutando durante un mes tareas manuales en el campo, reparando una casa o restaurando una vieja iglesia. Un educador social, cargado de tanta paciencia como de autoridad, vigilará el proceso de reforma de sus pupilos, procurará su aceptación de las normas y encauzará su aprendizaje e la convivencia a través del cultivo de los sentimientos emergentes de amistad y amor.
Lejos de la excesiva carga de buenos sentimientos de Los chicos del coro, cuyo discurso humanista coincide en gran medida, Jóvenes oportunidades presenta una magnífica primera mitad con los chicos gamberros y antisociales, antes de que en el film haga su aparición un optimismo de raíz progresista conducente al inevitable final feliz cargado de esperanza. No sin apuntar antes, con acierto, que la rebeldía nihilista sólo representa, muchas veces, una máscara para esconder la propia frustración y para defenderse de un entorno considerado hostil, mediante la adopción de signos externos orientados a marcar diferencias con los demás y a reforzar afinidades en el interior del grupo.
El discurso del film se enriquece con algunas anotaciones de contenido crítico como son la evidencia de que a muchos políticos les interesa más la foto propagandística, la presencia en los medios, que la efectividad de la tarea llevada a cabo. No falta tampoco la referencia a grupos ultra, llenos de prejuicios racistas y xenófobos, así como la sutil reflexión de que tanto los jóvenes procedentes de barrios deprimidos como los viejos campesinos con pequeñas explotaciones agrarias en declive, pese a sus diversos patrones de conducta y valores, comparten una misma situación de marginalidad, en una encrucijada social e histórica que les niega el futuro sin una previa reconversión. Todo un desafío.
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