(2) EL ÚLTIMO DÍA, de Rodolphe Marconi.

SECRETOS FAMILIARES
El joven realizador francés Rodolphe Marconi, responsable de las inéditas por estos lares Ceci est mon corps (2001) y Défense d’aimer (2002), insiste en desvelar la parte menos agradable de la naturaleza humana, esa donde se ocultan secretos y conflictos generadores de frustración y resentimiento, en su tercera película, un drama contemporáneo que se centra en una familia desestructurada por la monotonía, la incomunicación y un pasado que se creía olvidado que estalla súbitamente provocando que los sentimientos se manifiesten de forma violenta.
Pero lo que en principio se muestra como una mirada distanciada, con una pretendida intencionalidad objetiva a modo de crónica de una crisis anunciada, pronto deriva en la búsqueda del drama por el drama, cayendo por momentos en una peligrosa espiral de comportamientos extraños que ni se justifican por la lógica ni por una narración en ocasiones caprichosa, cuanto no caótica. Aún así, el resultado destaca por una acertada dirección de actores que enfatiza la insatisfacción vital de unos personajes desorientados –especialmente el hijo y la madre, los verdaderos protagonistas del film–, incapaces de reorientar su existencia, sólidamente interpretados por profesionales de la talla del prometedor Gaspard Ulliel o de Nicole García.
Formado académicamente en Bellas Artes y reconocido escenógrafo, Rodolphe Marconi proporciona a El último día una estética preciosista, deteniéndose en algunas imágenes aisladas de gran potencia visual acompañadas de una emotiva banda sonora, adoptando un discurso poético que, por la carencia de significados o por la sobrecarga de artificiosidad, cae en lo pretencioso. Y es que el cine francés también puede morir de éxito.
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