(2) THE KING, de James Marsh.

EL HIJO BASTARDO
El británico James Marsh había realizado ya varios galardonados documentales antes de debutar en el largometraje de ficción con The King, un film presentado en el pasado Festival de Cannes, cuyo guión lleva la firma de Milo Addica, autor también del de Monster’s ball. Estamos ante un thriller cuyo argumento evoca los de La noche del cazador y El cabo del terror, con un núcleo dramático que presenta la irrupción de un extraño que viene a perturbar la paz familiar de un hogar tradicional y con una representación del bien y del mal con la sificiente ambigüedad para permitir situar al mismo nivel de cotidianeidad la hipocresía moral y el violento deseo de venganza.
Hay en la película abundantes elementos perversos propios del cine negro, desde determinadas referencias freudianas a una visión subversiva de la práctica religiosa, con ciertas concesiones a lo truculento en la comisión de pecados como el incesto y el fraticidio, crímenes que el guión justifica con la presencia protagonista de Elvis -Gael García Bernal imitando algunos tics interpretativos de James Dean-, un psicópata licenciado de la Marina, hijo ilegítimo del predicador baptista tejano encarnado por William Hurt.
Las referencias bíblicas del relato, su itnención crítica contra el integrismo religioso USA, así como la dialéctica entre delito y perdón vienen a materializar el enfrentamiento entre puritanismo y amoralidad recurriendo a fabulaciones arraigadas en el imaginario colectivo como el regreso del hijo pródigo, la búsqueda de un padre y la función protectora de la familia y del hogar.
La diversidad de citas y referencias del film, narrado con bastante oficio y acierto, no sirven sin embargo para profundizar en sus planteamientos iniciales, sino para ir diluyendo su interés, porque los lugares comunes del género acaban haciendo imposible una consideración más realista de personajes y situaciones.
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