(1) ROSAS ROJAS, de Ol Parker.

MUJERES ENAMORADAS
Los aires de normalización de la homosexualidad que circulan, no sin obstáculos, por occidente han llegado al llamado cine comercial o de consumo, como atestigua a la perfección Rosas rojas, una comedia romántica de Ol Parker, un guionista que debuta en la dirección de largometrajes. La historia de la recién casada que se enamora el día de su boda, flechazo mediante, de una florista lesbiana, destaca más por su osadía temática que por su desarrollo narrativo, similar al de tantas películas donde lo almibarado y lo rosáceo son esenciales en los mecanismos sentimentales de las relaciones amorosas. Los problemas y las dudas, planteadas antes de un final tan heterodoxo como feliz, pretenden conferir un cierto nivel de cotidianeidad y verosimilitud a un relato ambientado en el Londres de hoy que sigue, pese a las apariencias, los esquemas del cine más convencional, con actores y actrices de gran atractivo físico, personajes bastante lineales y conductas de lo más previsibles.
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