(2) V DE VENDETTA, de James McTeigue.

¿TERRORISTA O LIBERTADOR?
Precedida por la polémica debido al tema que trata, y que sin duda le ha dado más publicidad de la que jamás hubiera podido pagar, V de Vendetta va más allá del típico film comercial tanto por la atractiva y original presentación visual de la historia —muy ligada al discurso del cómic, que no llega al estilismo de Sin City (2005) pero le falta poco—, los referentes literarios y cinematográficos que posee —una actualización del héroe romántico decimonónico: el Conde de Montecristo, el fantasma de la ópera, Scaramouche; alusiones a 1984, La naranja mecánica, Fahrenheit 451—, la supremacía de los personajes frente a la espectacularidad de sus acciones, y, muy especialmente, por el mensaje políticamente incorrecto que se aleja de lo convencional.
La opera prima de James McTeigue —ayudante de dirección de los hermanos Wachowski en la trilogía de Matrix— es una más que correcta adaptación de la novela gráfica homónima de Alan Moore y David Lloyd creada en 1982, en la que se narra la lucha de un misterioso enmascarado y de una joven disidente frente a los abusos de un régimen totalitario y fascista ambientada en un Londres futurista y decadente. El film abandona la espectacularidad de otros films de su misma naturaleza para centrarse en las motivaciones, los conflictos interiores e ideologías de los personajes protagonistas y en una profunda reflexión sobre si es aceptable o no el ejercicio de la violencia y el terror contra la tiranía. ¿Es justificable realizar actos terroristas para hacer caer un gobierno dictatorial? ¿Se puede perseguir la paz y la libertad utilizando las armas? Todavía recientes los terribles atentados de Nueva York, Madrid y Londres, el planteamiento del director, más cercano a la respuesta afirmativa —el propio Alan Moore no ha quedado satisfecho por esta adaptación pues según él es una apología del terrorismo—, puede sonar incluso perverso. En todo caso, es el espectador el que debe tomar posición tras asistir al debate ético-moral entre los protagonistas, donde fluyen los argumentos en contra y a favor con la intención de generar controversia.
V de Vendetta consigue recrear una realidad del todo reconocible. No estamos en la oscura y tétrica Gotham City o en la fastuosa e iluminada Metrópolis. Es una ciudad europea donde los ciudadanos están controlados por el gobierno, los medios son sus altavoces y la tecnología actual sirve para acallar cualquier disidencia y permite que el tirano se aferre al poder. Es un What if… o un Else World en versión cinematográfica, una hipótesis sobre cómo podría acabar una democracia si empieza a ceder derechos y libertades en nombre de la seguridad.
No nos encontramos ante una película más de superhéroes. Si bien formalmente se presenta como un thriller político con toques de ciencia-ficción, las diversas subtramas como el origen de Evey, su relación con V o la verdadera motivación del protagonista enriquecen el film ofreciendo mucho más de que aparenta. A disfrutar.
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