(3) SUD EXPRESS, de Chema de la Peña y Gabriel Velázquez.

ROAD MOVIE FERROVIARIA
La fructífera relación profesional de los realizadores salmantinos Chema de la Peña y Gabriel Velázquez, autores del interesante documental sobre el llamado Nuevo Cine Español De Salamanca a ninguna parte, queda consolidada con Sud Express, un drama coral a medio camino entre el documental y la ficción que, con estructura de road movie, narra las distintas trayectorias vitales de diversos personajes con el único nexo común de localizarse dentro del Sud Express, el tren que une Lisboa con París o, en su defecto, en las cercanías de las vías de ferrocarril. Seis historias personales eficazmente entrelazadas —recurre a la estructura narrativa de Vidas cruzadas, de Robert Altman—, que ponen en evidencia la diversidad etnológica de una Europa multicultural y la soledad, la incomunicación y la desesperanza de un grupo de personas totalmente identificables en la realidad social de nuestro tiempo.
Lo más destacable del film de De la Peña y Velázquez es, no obstante, el realismo con que representa la cotidianidad y la cercanía con la que muestra el discurrir de las relaciones personales —amistad, enemistad, amor—, todo ello con un discurso minimalista, carente de cualquier elemento decorativo o superfluo. E igualmente interesante es la demostración de la ambigua frontera entre la ficción (contenido dramático en la acción de unos personajes inventados) y el género documental (exposición objetiva de hechos reales, independientemente de la finalidad perseguida), que tan contundentemente reflejaron, a modo de ejemplo, José Luis Guerín, Pablo Trapero y Mercedes Álvarez en sus imprescindibles En construcción, Mundo Grúa y El cielo gira.
Por el contrario, el único inconveniente que veo a Sud Express es la ausencia de un mensaje concreto. Abarca un campo de significados y temas tratados tan amplio que, en algunos momentos del metraje, la película parece caer en lo anecdótico, y por tanto en lo gratuito. Existen personajes que no tienen nada que ver unos con otros, ni se conocen, son historias inconexas que sólo comparten su proximidad a la línea del tren. Sólo por ese motivo no alcanza la solidez de los films antes mencionados. Pero lo compensa todo su frescura, su modestia y su originalidad.
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