(3) CRASH, de Paul Haggis.

LA JUNGLA HUMANA
El primer largometraje que nos llega de Paul Haggis (Canadá, 1953) obtuvo el gran premio en el Festival de Deauville y pone en evidencia el enorme talento del guionista de Million Dolar Baby (2004), que tiene ya una larga carrera como productor, responsable de brillantes trabajos para TV, beneficiario de abundantes premios y reconocimientos además de desempeñar un destacado papel cívico como hombre progresista con fama de rebelde e inconformista.
Crash, cuya trama se ubica en Los Ángeles a lo largo de 36 horas en fechas navideñas, es un relato coral que descompone cuatro historias paralelas a través de las peripecias individuales de diversos personajes que se entrecruzan en algún momento de la narración, siguiendo el modelo de Robert Altman como resultado de la puesta en escena de un guión cuyas piezas de filigrana van encajando perfectamente en el conjunto de la obra. El film es un thriller sobre la subcultura urbana estadounidense que pasa imperceptiblemente de las más sutil ironía al drama más profundo con un ritmo narrativo asombrosamente vigoroso a base de cortas secuencias repletas de elipsis y de sugerencias, con un lenguaje muy moderno y eficaz.
La película tiene como referente principal las relaciones humanas conflictivas, en una sociedad donde la incomunicación y la soledad, al frustración y la violencia, el racismo y la xenofobia tienen unas raíces profundamente ancladas en el subconsciente colectivo, una comunidad enferma que hace de la civilización del coche su icono más representativo y del materialismo su rasgo moral más característico. Hay en el film una amplia muestra de clases sociales y de profesiones, teniendo todas en común el culto a las armas de fuego, que se convierten de instrumentos de defensa en artefactos de agresión y muerte cuando el miedo obnubila las mentes de sus dueños.
Crash es, pues, una precisa y lúcida radiografía de la sociedad en que víctimas y verdugos son intercambiables, un relato impactante que rompe los esquemas habituales de buenos y malos, capaces los unos de las acciones más reprobables y susceptibles los otros de redimirse en un luminoso instante de altruismo y generosidad. Entre el aislamiento total y el choque violento no hay punto intermedio porque los afectos brillan por su ausencia y una extraña mezcla de lógica y fatalidad parece guiar los pasos de unos personajes atrapados en sus neurosis.
Magnífica banda sonora musical de Mark Isham con el añadido de algunos fragmentos de hip-hop y estupenda foto de James Muro. Película absolutamente recomendable que si algún defecto tiene, a mi parecer, es la facilidad con que la compasión por los personajes se desliza peligrosamente, en determinados momentos, hacia la sensiblería.
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