(2) VIDA Y COLOR, de Santiago Tabernero.

OTOÑO DE 1975
Debut en el largometraje de Santiago Tabernero, director del programa de TVE “Versión española” y guionista para Carlos Saura, Gerardo Herrero, etc., Vida y color es una fábula de tonos sombríos que adereza la ficción con recuerdos personales del realizador -el título reproduce el nombre de un álbum de cromos muy populares en los años 70-. Situado en el otoño de 1975, el film narra de manera paralela la larga agonía de Franco y el inicio del camino a la madurez de un adoelscente de 14 años que debe superar diversos contratiempos en el barrio de Las Islas, una zona obrera del extrarradio que se convierte, gracias a una magnífica fotografía, en un espacio simbólico que sustenta la historia colectiva de unos ciudadanos que van a pasar de las últimas y sangrientas bocanadas de la dictadura a la esperanza de una nueva vida más libre y luminosa, como refleja también de forma metafórica el cambio de la televisión en blanco y negro por la de color.
Un relato coral que, sin embargo, hace del niño protagonista el eje narrativo con sus dolorosas experiencias en el aprendizaje del oficio de vivir, con una mezcla de estilos no siempre bien encajados que van desde el naturalismo a la fantasía y desde el costumbrismo a un lirismo un poco artificioso.
Vida y color pretende ser no tanto una crónica sociológica como un cuento semi-fantástico y pone en evidencia, una vez más, los intrincados mecanismos mediante los que se malogran en parte unas buenas ideas de partida a la hora de llevarlas a la pantalla. Hay películas que no logran superar del todo el calificativo de “cine de guión” y esto sucede cuando los personajes no llegan a cobrar vida propia en el relato trascendiendo sus referencias literarias. Esta vez algo falla en la puesta en escena, un concepto enormemente complejo que aquí incluye errores o insuficiencias que afectan a algunos actores y diálogos, sin olvidar desajustes en la música y en la planificación.
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