(4) MATCH POINT, de Woody Allen.

ENTRE ESPOSA Y AMANTE
Cada año vuelve a sorprendernos el enorme talento de Woody Allen que, a punto de cumplir los 70 años, introduce novedades en su última película estrenada mientras permanece fiel al estilo que siempre le ha caracterizado. Ahora, más que nunca, demuestra su gran capacidad de asimilación de referencias culturales de las más diversas procedencias -novela, cine, teatro- que hace suyas, fagocita y tritura para elaborar originales productos con su sello inconfundible.
En Match Point, un thriller ambientado en la clase alta británica, palpamos la huella literaria de Patricia Highsmith, de Theodore Dreiser y de Harold Pinter, así como el suspense criminal propio del cine hitchcockiano: pobres y ricos, aprovechando de la belleza física para escalar peldaños en la pirámide social, conflictos pasionales y de intereses, el asesinato como desesperada solución… temas eternos que han marcado la vida del hombre, desde siempre, como el dilema entre pasión y razón, entre amor y dinero, trasladados aquí magistralmente a un relato sencillo en cuanto a formas expresivas pero complejo como discurso y profundo en sus significados.
Un Londres fascinante, mejor fotografiado que nunca, es el marco de una historia de contradicciones y mentiras, de ambiciones y violencias, regida por el azar, por un destino que parece más decisivo que la propia voluntad individual. El encuentro casual entre una fracasada actriz estadounidense y un destacado tenista irlandés, ambos de modesta posición económica, que juegan la carta de su atractivo cuerpo para escalar un lugar en la cumbre, para conseguir a través del sexo una situación privilegiada -noviazgo, matrimonio, familia, negocios- que defenderán con uñas y dientes frente a toda amenaza exterior.
Una excelente dirección de actores, llena de matices y sugerencias, con brillo especial de Scarlet Johansson y de Jonathan Rhys-Meyers, que visitan galerías de arte y teatros de ópera frecuentados por la clase alta, intentando cazar su oportunidad. Brillante labor del equipo técnico y artístico habitual del cineasta neoyorkino con la ayuda inestimable de los mejores profesionales británicos. Y una banda sonora compuesta de arias de Verdi, Rossini, Donizetti, Bizet y Lloyd Webber.
Lúcido retrato de la relación parasitaria entre clases sociales, Match Point presenta un inicio reposado y dominado por las buenas maneras, para ir adquiriendo un ritmo más tenso hasta el duro estallido final: el idilio apasionado a las amenazas y de la agresividad etílica al crimen salvador. Mientras unos se agarran a la supervivencia, otros otean los beneficios en bolsa o la ansiada maternidad. Y el erotismo, motor de la historia junto al dinero, servido al espectador en escenas tan intensas como controladas, sugiriendo y cortando el plano antes de caer en el resbaladizo terreno de la impudicia. Y un desenlace lleno de cinismo, con una mirada amoral y pesimista sobre la condición humana. Nada igual veíamos desde Delitos y faltas. Woody Allen, genio y figura.
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Pinta muy bien la película, tengo que verla.