(1) HOSTAGE, de Florent Emilio Siri.

HÉROE PISTOLERO
Nada nuevo aporta este thriller repleto de acción y violencia sobre los negociadores, esos profesionales que intervienen en delitos en los que hay rehenes y que intentan evitar mediante el diálogo que los secuestros acaben mal, dirigido por el francés Florent Siri.
A medio camino entre El negociador (1997) y La habitación del pánico (2002), Hostage no sólo reproduce los mismos tópicos y convencionalismos con los que se muestra el crimen y la delincuencia en el cine de Hollywood, sino que supone una vuelta de tuerca a este tema en tanto que, por efecto de un guión enrevesado, el protagonista que negocia con tres jóvenes delincuentes que entran en una casa se ve extorsionado a su vez por un grupo mafioso que exige la posesión de un documento que se halla en ella. Todo muy forzado y superficial: la problemática vida familiar del negociador, el trauma por un crimen que no pudo evitar en el pasado, la rancia relación entre los tres jóvenes secuestradores, los mafiosos que secuestran a su vez a la familia del negociador, las idas y venidas del protagonista por la casa con la excusa de que es el mediador entre policía y delincuentes, etc.
Desde el éxito de La jungla de cristal (1988), Bruce Willis se ha especializado en los mismos papeles: un arquetipo de personaje muy propio del cine norteamericano, el héroe pistolero que se toma la justicia (por no decir venganza) por su mano y que no duda en solucionar los problemas eliminando físicamente a los «malos». Esa es la acción que aparece en Hostage, ni más ni menos.
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