ELIZABET CABEZA y ESTEVE RIAMBAU, DIRECTORES DE «LA DOBLE VIDA DEL FAQUIR»

«A VECES LA MEMORIA SÓLO PUEDE TRANSMITIRSE A TRAVÉS DE SENSACIONES»
Presentada en el pasado Festival de San Sebastián con una cálida acogida de público, La doble vida del faquir es la ópera prima de Elisabet Cabeza y Esteve Riambau —éste último colaboró en Orson Welles en el país de Don Quijote (2000)—, dos estudiosos del cine que han decidido pasar de la crítica a la realización cinematográfica. El film, resultado de una curiosa pero efectiva fusión de géneros (realidad y ficción, objetividad y subjetividad), revive mezclando pasado y presente el rodaje de una película amateur con abundantes dosis de fantasía y aventuras en un orfanato catalán en 1937, en plena Guerra Civil. Un relato emotivo que invita a reflexionar sobre el paso del tiempo, la pérdida de la inocencia y las ilusiones y los sueños evaporados.
¿Encontrasteis vosotros la historia o la historia os encontró a vosotros?
Elisabet Cabezas: La verdad es que el paso a hacer cine en mi caso no ha sido nada premeditado, de hecho ha sido totalmente casual. El hallazgo de Imitando al faquir (1937) fue lo que desencadenó que me decidiera, junto con Esteve, a realizar La doble vida del faquir. Todo empezó con una reunión de exalumnos del orfanato, que ahora funciona como escuela. Llamaron a mi casa para invitar a mi padre, pero como falleció en 1976 fui con mi familia como un homenaje a su persona. Fue una reunión especial porque precisamente acudieron todos los que estuvieron internos durante la guerra. Allí nos enteramos de la existencia de una película que protagonizaron de pequeños y nos la dejaron. Me hizo mucha ilusión descubrir a mi padre en las imágenes pero además me encontré con una historia de ficción que me emocionó porque cómo era posible que se rodara eso en plena guerra y quiénes eran esos niños. Pensé enseguida que había una historia que contar.
Esteve Riambau: Elisabet me llamó para que viera Imitando al faquir y nada más verla me sentí atraído por una película muy peculiar: amateur, de ficción y rodada en unas circunstancias muy adversas. Lo que más me llamó la atención fue ese mundo feliz que se creó allí, donde los niños se disfrazaban y protagonizaban una película, desaparecía la lucha de clases al juntarse las hijas del marqués con los niños del orfanato, los curas que gestionaban la escuela gracias a que la Generalitat les dejó al cargo con la condición de que se vistieran de paisano… pero dentro de un contexto bélico, en el que faltaba comida que llevarse a la boca, con muertos en las cunetas de los caminos y aviones que volaban hacia las ciudades para bombardearlas.
A partir de la película de Felip Sagués y gracias al testimonio de los niños, ahora ancianos, se crea una tupida red de historias personales que da una imagen muy nítida de cómo se vivió la contienda en el colegio de Sant Julià de Vilatorta.
E. C.: Pasado el entusiasmo inicial de ver la película y al ir hablando con los protagonistas fuimos viendo la complejidad de ese universo más o menos cerrado y contradictorio del orfanato. La familia Bofill, patrona de la escuela, eran republicanos pero mantuvieron la estructura feudal que perpetuaba las diferencias entre campesinos y clases más acomodadas, o la marquesa que cuenta que estar escondida en el bosque huyendo de los revolucionarios le dio una libertad absoluta y que, aunque pasó hambre durante esa época, es uno de los momentos más felices de su vida.
E. R.: Nos interesaba mucho la perspectiva que podríamos ofrecer de la Guerra Civil a través de estos testimonios. Se ha visto muy poco en el cine español esta faceta. Es un punto de vista muy cotidiano sobre unos personajes reales que vivieron esa época y en la cual afloran todas las contradicciones ya comentadas: la autoridad republicana mantiene a unos curas al frente de la docencia de la escuela con la condición de no ir con sotana ni dar clases de religión, el comité de la FAI (Federación Anarquista Ibérica) quema la iglesia y después se pone a merendar pan con tomate y longanizas con los curas de la escuela…
La doble vida del faquir se centra, por tanto, en el lado más intimista de las personas involucradas más que en contar objetivamente la evolución de la guerra.
E. R.: Evidentemente el tema de la guerra está ahí y es fundamental. Pero lo que más nos interesaba era recoger únicamente imágenes relacionadas directamente con los personajes de la película, nada de imágenes de archivo. Es una película sobre la memoria y los recuerdos, y eso es algo tan personal que sólo puede transmitirse a través de sensaciones.
¿La doble vida del faquir te ha permitido conocer algo más de tu padre?
E. C.: Siempre he sabido muy pocas cosas de mi padre porque murió siendo muy joven debido a una enfermedad. Realmente guardo muy pocos recuerdos de él. Me sonaba por fotografías que había estado en un colegio en Sant Julià de Vilatorta, pero más tarde tras ver el archivo de la escuela vi que había estado cuatro años en este centro, de 1934 a 1938. Y por supuesto desconocía la existencia de Imitando al faquir. Al verla por primera vez fue muy emotivo intentar descubrir quién era él de entre todos los niños.
¿Cómo ha sido trabajar en cine desde el otro lado, no ya como crítico sino como creador/a y director/a de una película?
E. R.: De otra forma. Hemos aprendido mucho y nos ha cambiado la percepción de la obra cinematográfica. No quiero decir con eso que ahora hay que ver las películas o juzgarlas desde un punto de vista más benevolente, sino que lo que nos ha supuesto ha sido una lección intensiva de creación cinematográfica al permitirnos ver como hay una serie de recursos audiovisuales y narrativos que se pueden aprovechar de forma creativa. De la misma manera que las hemos utilizado para nuestra película ahora cuando veamos otros films sabremos valorarlos mejor.
E. C.: Por ejemplo, el sonido o el trabajo del laboratorio son partes fundamentales de una película que no se suelen valorar, como si fueran cosas que surgen de forma natural. Pero es al trabajar en la película cuando te das cuenta de lo difícil que es lograr una buena calidad de sonido o de imagen.
Pau Vanaclocha
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.