(2) WALLACE & GROMIT: LA MALDICIÓN DE LAS VERDURAS, de Nick Park y Steve Box.

LA ANIMACIÓN CONSOLIDADA
Es un hecho: la animación ya se codea en condiciones de igualdad en las salas de cine junto a las comedias románticas y los dramas lacrimógenos. Ya no es considerada un género menor o «subgénero» ni está exclusivamente diseñada para el público infantil. Ya no es necesario ir acompañado de tu sobrino para no sentirte observado sino que, además, eres de los que más se ríen y disfrutan de los gags y situaciones graciosas protagonizadas por los más estrafalarios personajes. Los aficionados a este género podemos salir del armario al que nunca debimos entrar… pues desde que fuera premiada como Mejor Película en el Festival de Berlín El viaje de Chihiro, larga es la lista de films de dibujos animados que han cosechado premios y reconocimientos tanto a nivel de crítica como de público (Toy Story, Shrek, La Edad de Hielo, Los increíbles, Valiant, o la española El sueño de una noche de San Juan). Wallace & Gromit: La maldición de las verduras no es una excepción, sino la confirmación de este hecho, con el valor añadido de realizarse con una técnica meticulosa y artesanal, la stop-motion o foto fija animada, frente a la todopoderosa animación digital. El trabajo, resumido en 18 meses de rodaje a razón de dos minutos de metraje por semana, ha merecido la pena pues el resultado a nivel estético (el acabado formal) es superior a la mayoría de las producciones y la expresión facial y gestual de los personajes es inigualable.
Esta interesante y divertida película de animación —que ya venía precedida por el éxito de Evasión en la granja, el primer largometraje de la productora Aardman en colaboración con DreamWorks y del realizador de cortos Nick Park— supone el debut en el largometraje del inventor excéntrico Wallace y su inseparable perro de compañía Gromit, un dúo de muñecos de plastilina que obtuvieron tres Oscar en la categoría de Mejor Cortometraje en 1990, 1993 y 1995. En Wallace & Gromit: La maldición de las verduras se mezcla acción, suspense, terror y comedia para contar una historia entretenida llena de guiños-homenaje literarios y cinéfilos, como las transformaciones a lo Dr. Jeckyll y Mr. Hyde o el hombre lobo de uno de los personajes, y situaciones cómicas que hacen referencia a films como El monstruo de Frankenstein o King-Kong y en general al cine clásico de terror.
Un cine de estilo personal que combina armónicamente rasgos de autor con el más comercial, dirigido tanto a públicos exigentes y maduros como también a los más pequeños de la casa, lo cual demostraría que, en el fondo, ambos conceptos no son tanto contradictorios sino complementarios.
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