PABLO LLORCA, DIRECTOR DE «LA CICATRIZ»

«LA PELÍCULA ES MÁS DEUDORA DE LA REALIDAD QUE DEL GÉNERO DE ESPÍAS»
El director y guionista Pablo Llorca reconoce que ha tenido, hasta el momento, la tremenda suerte de hacer el cine que a él le gusta. Y si además recibe el espaldarazo del público y el reconocimiento de la crítica mejor todavía. La cicatriz, su nueva película, estuvo en el pasado Festival de Málaga participando en la sección Zona Cine y ganó los dos premios de dicha sección, Mejor Película y Mejor Guión. A medio camino entre el drama y las películas de espías, el film narra la historia de amor entre un espía de la RDA y una mujer irlandesa que trabaja en una fábrica de armas, en plena Guerra Fría.
¿Qué te llevó a narrar una historia de espías en un período histórico tan convulso?
La idea surge porque tuve la oportunidad de conseguir una beca para escribir un guión en Alemania, y el tema tenía que estar obligatoriamente relacionado con aquel país. Se me ocurrió hacer una especie de reflexión sobre cómo el pasado influye en el presente, concretamente un tiempo pasado reciente (años 80) pero muy diferente al de ahora. Los últimos años del Comunismo antes de la caída del muro de Berlín. Eso sí, no quisiera que la gente pensase que la película trata sobre la RDA sino que habla sobre personas que vivieron acontecimientos importantes en ese contexto histórico. Me apetecía contar la vida de alguien que hubiera estado allí, que hubiera presenciado esos momentos históricos que cambiaron al mundo, incluso que hubiera tenido alguna implicación ideológica. Me gustaba la idea de enfrentar un presente con no demasiados ideales con un pasado en el que había una idea, por muy utópica que fuera, o una ilusión. De ahí llegué al mundo del espionaje.
La película no está basada en un hecho real pero sí reproduce casos que se produjeron en realidad. Esto es, tiene cierto fundamento histórico-social.
Exacto. La cicatriz es una especie de suma de personajes y situaciones reales, que sí existieron. Se pueden encontrar en el libro de memorias de Marcus Wolf, el jefe del servicio secreto de la RDA o en un libro publicado hace unos años sobre el informe Jarocki, donde se desvelan casos de espionaje sucedidos durante la Guerra Fría. En estas fuentes se hace referencia a los llamados «espías romeo», que eran espías entrenados por el servicio secreto de la RDA para seducir a secretarias y traductoras que tenían acceso a información sensible. No todas, pero la mayoría respondían a un perfil muy parecido: señoras de cuarenta años, solitarias, con poca o nula vida social, inocentes e ingenuas, que necesitaban cariño y atención. Como la protagonista.
De hecho el espionaje no es más que una excusa para introducirte en la vida cotidiana de unos personajes de lo más creíbles. ¿Pretendías con ello alejarte de los tópicos del género?
Efectivamente, no me he inspirado en el género de espías, en el sentido de que no he utilizado ningún referente de ese género, pero sí me he documentado sobre el espionaje de esa época. Era necesario para hacer la película, pero no es el motivo de ella. Quise tratar el tema de los espías porque me interesaba especialmente poner de relieve la dualidad que se presenta en el protagonista, alguien que tiene un ideal y lucha por ello y al mismo tiempo tiene que engañar a la persona que quiere para hacer bien su trabajo. Llega un momento en que el protagonista, al enamorarse de ella, se encuentra en la disyuntiva de seguir haciendo su trabajo engañándola o renunciar a sus ideales para amarla sin secretos ni mentiras. Lo que se plantea, en definitiva, es el eterno dilema entre los ideales y los vínculos afectivos y sentimentales. Otro reto que tenía a la hora de realizar La cicatriz era plasmar, como tú dices, la vida cotidiana del protagonista. El día a día del espía en relación con ella. No tenía sentido hacer un superhéroe o reproducir arquetipos como James Bond, el agente 007, un personaje atractivo y seductor para las mujeres dotado de los más ingeniosos mecanismos e inventos que hace un espectacular robo de documentos y se da a la fuga con un vehículo último modelo. La inmensa mayoría de los espías pasan inadvertidos entre la gente y realizan su actividad a un nivel más prosaico. En ese sentido, la película es más deudora de la realidad que del género de espías. Y, por eso mismo, considero que el film es más un drama que un thriller convencional de espías.
¿A qué hace referencia el título de la película?
Como la historia sucede en dos tiempos, el presente y el pasado, me apetecía hablar de algo que se prolonga en el tiempo, que se prolonga hasta la actualidad pero que viene de antes, es una especie de cicatriz moral.
Pau Vanaclocha
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