(2) CAMARÓN, de Jaime Chávarri.

EL MITO HUMANIZADO
Seguramente lo más destacado de esta biografía cinematográfica del director vasco Jaime Chávarri sobre la figura de José Monje, conocido con el nombre de Camarón de la Isla, sea su falta de pretensiones y el evidente esfuerzo por distanciarse de la inevitable tendencia hacia la mitificación de un personaje que, sin olvidar su innegable legado artístico y su aportación a la modernización del flamenco con su particular manera de cantar y fusionar ritmos, presentó a lo largo de su corta vida luces y sombras que dificultaban un típico biopic condescendiente y edulcorado. Era inevitable, por tanto, mostrar aspectos conflictivos de su compleja y contradictoria personalidad y su problema con las drogas que lo arrastró por la senda de la autodestrucción que sólo gracias al apoyo de su familia y al apego a la música consiguió superar. Además, Camarón no puede evitar ser una biografía autorizada por la familia del cantante, lo que siempre limita las posibilidades de mostrar sin tapujos el lado más íntimo y reservado del personaje tratado.
El film presenta, como toda biografía con un mínimo de seriedad y rigor, la doble faceta del artista, contundentemente interpretado por un soberbio Óscar Jaenada, por un lado la faceta personal y emotiva, mostrando a un Camarón humanizado, sensible y acomplejado —la muerte de su padre cuando era joven y que su madre le sugiriera irse de casa para salir adelante marcaron profundamente la personalidad del cantante, convertido en un hombre-niño que busca la figura paterna que no tuvo—, introvertido y apasionado. Por otra parte, la faceta profesional de un artista que lo daba todo en el escenario, desde sus humildes inicios pasando por su relación con Paco de Lucía y Tomatito, hasta sus actuaciones por Europa ya en la cumbre de su carrera. Óscar Jaenada reproduce, con sorprendente fidelidad, todos los gestos, miradas y complicidades del considerado rey del flamenco, resultado de un duro trabajo que trasciende la mera imitación.
A Jaime Chávarri le cuesta demasiado superar la legítima y comprensible admiración por Camarón de la Isla, pues su intención de profundizar en las contradicciones del personaje termina al convertir su película en una especie de resumen de los hechos más importantes de la vida del cantante, en los que prevalece la alegría frente al dramatismo, eso sí, hasta su temprana muerte por un cáncer que cortó una imparable carrera y dejó huérfanos a los amantes de un estilo musical muy arraigado en la sociedad española.
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