(2) THE ACTORS, de Conor McPherson.

DOS PERDEDORES EN BUSCA DE FORTUNA
Basándose en una historia del realizador Neil Jordan, el joven director irlandés Conor McPherson escribe y dirige The actors, una divertida comedia estructurada como una obra teatral (5 actos), basada en engaños, coincidencias y equívocos protagonizados por dos actores hastiados de su mediocre vida que deciden estafar al mafioso local, aprovechando sus dotes interpretativas.
El veterano Michael Caine y el debutante en papeles principales Dylan Moran —una pareja que logra crear situaciones de gran comicidad bajo la férrea apariencia de seriedad, muy típico del humor anglosajón— dan vida a dos perdedores en busca de fortuna que, inspirados por la sorprendente capacidad de los actores para crear personajes, deciden simular ser acreedor y deudor para robar un botín de 50.000 libras. Pero como viene siendo habitual en este tipo de comedias de enredo, las cosas se van complicando con la aparición de los auténticos gángsters y la familia de la víctima, con un ritmo y una tensión dramática crecientes hasta el final redentor que recuerda las mejores adaptaciones de Oscar Wilde.
McPherson no desaprovecha la ocasión para criticar a una profesión con tendencia a tener egos superdesarrollados y celos profesionales, así como realizar una burla al mundo del hampa llena de guiños al género. Lo mejor: la aportación de un Michael Caine que demuestra su buen hacer en papeles cómicos, especialmente cuando reflexiona solemnemente sobre la naturaleza del actor y las complejidades del ejercicio de la interpretación pero intenta, por pura cobardía, mantenerse lo más alejado posible de la trama aun siendo su ideólogo.
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