(1) VUELO NOCTURNO, de Wes Craven.

FALLIDO THRILLER A LA SOMBRA DEL 11-S
Aunque seguramente es pronto para realizar un balance de la aportación al cine de Wes Craven, la verdad es que, a pesar de no ser muy positivo —de toda su extensa filmografía destacaría únicamente Pesadilla en Elm Street (1984), La serpiente y el arco iris (1988) y El sótano del miedo (1991)— es indudable que este cineasta especializado en el género de terror ha sabido como nadie captar el interés del público y marcar tendencias dentro de las estrechas convenciones de este tipo de films.
Quizá por ser uno de los primeros en mostrar explícitamente aquello que provoca miedo o por introducir de forma novedosa elementos terroríficos en un contexto cotidiano totalmente reconocible, pero el caso es que por méritos propios se ha convertido en un referente indiscutible en el mundo del celuloide como realizador de películas de terror.
No obstante, acostumbrados a la sucesión de films que repiten obstinadamente las fórmulas de los títulos antes mencionados —¿qué es la saga de Scream sino una adaptación de Pesadilla en Elm Street sin elementos oníricos ni sobrenaturales?—, Wes Craven cambia totalmente de registro en Vuelo nocturno, un fallido thriller con inevitables referencias a los atentados terroristas del 11-S que decepciona por una historia un tanto rebuscada llena de tópicos y que funciona a trompicones —un terrorista amenaza en pleno vuelo con matar al padre de la protagonista si no coopera para facilitar el atentado contra el responsable de Seguridad Nacional de EE.UU., todo un malabarismo narrativo—, unos personajes planos que no acabas de creerte y un alargamiento innecesario del metraje a base de persecuciones interminables en el aeropuerto y en casa de la protagonista.
Una pena, porque los primeros tres cuartos de hora la cosa funciona gracias a un dominio contundente del suspense —la supuesta historia romántica entre los protagonistas se convierte en pleno vuelo en una pesadilla y logra mantener la tensión dramática de forma ejemplar mientras están dentro del avión— pero al tomar tierra, verdadero punto de inflexión, comienza una segunda parte más previsible y convencional que no logra sostener el interés inicial.
Entretiene, que no es poco.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.