(1) DUMA, de Carroll Ballard.

TIERNO MELODRAMA PROTAGONIZADO POR ANIMALES
Sin alcanzar el blando sentimentalismo de las producciones de la Disney —en este caso el animal protagonista no está humanizado ni se comporta con sorprendente inteligencia— pero sin despegarse del tierno melodrama protagonizado por animales que inició James Hill con la famosa Nacida libre (1966), el quinto largometraje de Carroll Ballard es la adaptación del libro infantil «Cómo fue con Domos: una verdadera historia africana» de Xan y Carol Hopcraft, que narra las aventuras de un niño y su mejor amigo, un cachorro de guepardo, por los bellos parajes de África.
Especializado en este tipo de films que mezclan el drama con ciertas características narrativas del documental científico, Ballard juega con ambos discursos —el emotivo y el descriptivo— diametralmente opuestos, con escenas que se mueven entre la previsible y condescendiente historia familiar y la cruda vida salvaje. No alcanza el nivel de sus más interesantes El corcel negro y sobre todo Los lobos no lloran, este último un auténtico alegato ecologista y un riguroso documento sobre la lucha por la supervivencia y la adaptación a un medio hostil, sino que continúa la senda de sus más discretas La fuerza del viento y Volando libre, películas donde impera la emoción frente a la descripción.
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