(0) HERBIE A TOPE, de Angela Robinson.

VUELVE EL BÓLIDO
A finales de los años sesenta, concretamente en 1969, Walt Disney produjo el ya clásico Ahí va ese bólido, donde presentó por primera vez al pequeño pero intrépido Volkswagen Escarabajo blanco con mente y sentimientos propios, una especie de «coche fantástico» hippie adelantado a su tiempo que ayudaba a sus propietarios a solucionar sus problemas económicos ganando alguna carrera. Tal fue la fama del curioso personaje que pronto tendría tres secuelas más, Herbie, un volante loco (1974), Herbie en el Gran Prix de Montecarlo (1977) y Herbie torero (1980). En general, estos films se encasillaban a la perfección dentro de las típicas producciones Disney, dirigidas a toda la familia pero especialmente al público infantil.
El regreso de Herbie cumple absolutamente con todas las características de sus predecesoras, pues Herbie a tope es una emotiva historia de superación personal carente de complicaciones argumentales protagonizada por personajes maniqueos y con un previsible happy end cargado de moralina. En esta ocasión se trata de una joven perteneciente a una familia de pilotos de coches Nascar que encuentra casualmente, en un depósito de chatarra, a Herbie y éste la ayudará a ganar una importante carrera frente a un malvado antagonista —un Matt Dillon que recuerda a Pier Nodoyuna, de la serie animada de Hanna-Barbera «Los autos locos»— para salvar la escudería de su padre. Totalmente prescindible.
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