(2) PASOS, de Federico Luppi.

DESPUÉS DEL 23-F
El golpe de Estado del 23-F es aquí una mera referencia histórica, una fecha ligada a la Transición Española post-franquista que sirve más de pretexto argumental que de contexto político en un relato de ficción que, ilustrado en los títulos de crédito iniciales con abundantes imágenes de aquellos años, abarca desde febrero de 1981 a junio de 1982, momentos de celebración del Campeonato del Mundo de Fútbol en nuestro país.
De forma tan paradigmática como significativa, el film empieza con la solidaridad democrática tras el fracaso de Tejero y termina con la virtual unidad promovida por la selección nacional en dicha competición deportiva, dejando en medio, protagonizadas por tres parejas pertenecientes a la generación situada entre los 30 y los 40 años, unas historias de desencanto con la pérdida del entusiasmo, la ilusión y la combatividad, con el desvanecimiento de los sueños y la emergencia de una realidad cotidiana que disolvió la militancia política a favor de una sociedad más plural pero también más conformista.
Divergencias económicas, sexuales, laborales e ideológicas van separando a las tres parejas y siembran la discordia en el seno de los matrimonios. La democracia y la libertad, el progreso económico, han venido acompañados de uan revolución social conservadora en la que la ética y la coherencia personal quedan con frecuencia ahogadas por las conveniencias, los intereses y el oportunismo. El eje narrativo principal es asumido por Silvia, una mujer independiente, feminista, que acabará divorciándose mientras Beatriz asumirá el papel acomodaticio de tradicional ama de casa.
Ambientada en una pequeña ciudad provinciana, con todo el repertorio de hipocresía moral, ambiciones, egoísmos, cobardías y violencias domésticas, la película parte de un guión de Susana Hornos -compañera sentimental de Federico Luppi- que se aferra en demasía a los arquetipos, sin los matices ni contradicciones que se dan en la realidad y el excelente actor argentino, que vio en la naciente democracia española un modelo para acabar con la dictadura militar de su país, ha debutado en la dirección con una inexperiencia que acaba por pasarle factura.
No era fácil, pues, la tarea. En esta ocasión ha ignorado el complejo concepto de “puesta en escena” acuñado por los críticos de cine que luego fecundarían la Nueva Ola francesa, una visión moderna del cine que es algo más que el mecánico rodaje de un férreo guión, una correcta iluminación y una aplicada interpretación. Se trata justamente de una recreación de la vida ante el objetivo de la cámara, con los personajes y las situaciones palpitando naturalidad, vida propia, capacidad de sugerencia, lirismo y emoción.
Lamentablemente, Pasos es un interesante relato sobre el papel que no acaba de funcionar del todo en la pantalla, con unos personajes que aparecen demasiadas veces como meros portavoces con frases discursivas que suenan como sentencias o explicaciones de unas ideas o sentimientos predeterminado por el guión. Las intenciones eran magníficas: mostrar que el éxito social y económico conlleva con frecuencia al fracaso personal. Creo que Luppi se ha quedado a mitad del camino.
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