PAU VERGARA, DIRECTOR DE «MÁS ALLÁ DE LA ALAMBRADA: LA MEMORIA DEL HORROR»

«LOS SUPERVIVIENTES DE MAUTHAUSEN NO GUARDAN RENCOR A NADIE»
Nuestro compañero de la Cartelera Turia Pau Vergara ha dado el salto profesional que supone rodar su primer largometraje con un emotivo documental sobre los republicanos españoles deportados al campo de exterminio nazi de Mauthausen. Más allá de la alambrada: La memoria del horror aporta luz a uno de los episodios más oscuros y vergonzosos de la historia de España y de Europa y es contada en primera persona por algunos de los escasos supervivientes de aquella fábrica de muerte que fue Mauthausen, donde falleció cerca del 80% de los 7000 españoles que fueron internados.
Estos días se celebra el 60ª aniversario del fin de la II Guerra Mundial y de la liberación del campo de Mauthausen y todavía vemos que hay episodios que cerrar, cuestiones que deben ser conocidas por el público.
Por eso considero Más allá de la alambrada una película necesaria, que pese a ser un documental histórico posee una gran actualidad. Nuestra intención ha sido recuperar la historia de los republicanos españoles que fueron deportados a los campos de concentración nazis. En España hay un montón de historias que faltan por contar, que han permanecido ocultas durante mucho tiempo, sobre todo debido a los más de 40 años de dictadura franquista que las silenció. Posteriormente, cuando llegó la democracia, por aquello de no querer remover mucho la historia tampoco se recuperó ese episodio trágico. Pienso que se cometió un error al no querer sacarlo a la luz. Los gobiernos de Felipe González no hicieron nada por recuperar la memoria histórica y en cuanto el PP llegó al poder lo primero que hizo fue dar subvenciones a la Fundación Francisco Franco y repatriar cuerpos que todavía estaban en Rusia. Y a los republicanos españoles deportados no se les ha reconocido hasta hace muy poco. Ha sido en los últimos dos o tres años cuando se ha iniciado un movimiento serio de intentar recuperar la memoria histórica no sólo de los republicanos deportados sino también la de todas aquellas personas que se encuentran en fosas comunes de la Guerra Civil. En un año de gobierno de Zapatero se ha hecho más por la recuperación de la memoria histórica que en todos los gobiernos anteriores.
¿Con tu documental pretendes realizar algún tipo de revisión histórica o simplemente ser un altavoz de las víctimas españolas del genocidio nazi?
Más que revisar o reescribir nada, básicamente lo que hay que hacer es escribir esa parte de la historia que no está escrita. Lo de los revisionismos se lo dejamos a otros, que sí que están intentando hacer una revisión de la historia de España en el sentido más reaccionario e intransigente.
Se trata de un documental que se aleja del típico de voz en off que aporta datos y fechas para centrarse en las declaraciones de los protagonistas.
Hemos pretendido cederle el 100% del protagonismo a los deportados, de tal manera que fueran ellos quienes narraran su historia. Claro, renunciar a la voz en off fue un reto porque ésta te facilita las cosas: hay un narrador omnisciente que te va situando y organiza los contenidos. Aquí la historia te la cuentan ellos. Fue un reto tanto de preproducción como de montaje para que todo siguiera un orden cronológico y que finalmente las piezas encajaran dando un sentido unitario al discurso.
¿Cuál ha sido el reto fundamental a la hora de realizar Más allá de la alambrada?
El reto principal fue llegar a lo que yo llamo «el alma de los deportados». Como cualquier persona, los deportados se crean máscaras, se crean personajes, y creo que lo más difícil fue llegar a lo más profundo de su interior, que nos contaran cosas que no estaban acostumbrados a contar. Ha sido muy emotivo. Aun así, se han quedado muchas cosas en el tintero, en los 80 minutos que dura el documental hemos tenido que hacer un gran esfuerzo de síntesis.
¿Con qué actitud se han mostrado los protagonistas de Más allá de la alambrada? ¿Qué piden los republicanos españoles deportados a Mauthausen?
Cuando el campo de concentración fue liberado, los deportados hicieron un juramento por el que harían todo lo posible mientras vivieran para no olvidar y para contar a las generaciones posteriores lo que ocurrió allí. Su actitud ha sido siempre la colaboración y han mostrado un enorme interés en contar su experiencia. Hay que tener en cuenta que hasta ahora no se les había escuchado. Por lo que respecta a sus peticiones, piden un reconocimiento económico, a modo de indemnización, como han tenido colectivos como judíos y presos políticos de países como Alemania o Francia, y lo más importante, un reconocimiento público de su labor. No hay que olvidar que no sólo lucharon por la defensa de la libertad y la democracia que representó el gobierno legítimo de la República sino que también se fueron a Francia y lucharon con los aliados contra el nazismo. Y por ello fueron internados en el campo de concentración de Mauthausen.
¿Hasta qué punto la dictadura franquista fue responsable de la suerte de los deportados a Mauthausen?
Está prácticamente demostrado la responsabilidad que tuvo Franco a través del entonces ministro de Exteriores Serrano Súñer en el destino de los deportados. Los verdugos fueron los nazis, pero quien los puso en bandeja fue el gobierno de Franco.
Tras 27 años de democracia, todavía hoy hablar de estos temas (el franquismo, la Guerra Civil, la Transición) despierta recelos y polémicas estériles. ¿Realmente se han superado «las dos Españas» o seguimos padeciendo amnesia colectiva?
Aunque parezca que no, a tenor por ejemplo de las manifestaciones ultras surgidas por la retirada de la estatua ecuestre de Franco en Madrid, España es un país bastante maduro políticamente y creo que toda esa fase de enfrentamiento está bastante superada. No obstante, al PP, en vez de situarse al lado de toda esta gente que sufrió la deportación y el exterminio, parece que le molesta que este tipo de historias. ¿Por qué? Quizá porque se sabe bastante bien de dónde proceden ellos. Una de las cosas que más me han impresionado de los deportados a Mauthausen, aparte de su dignidad, es que no guardan rencor a nadie. No ponen en duda la legitimidad de los gobernantes, ni la legalidad vigente. Ellos sí han superado esa división. Pienso que nos encontramos, de hecho, en un buen momento para poder hablar de estos temas sin que nadie monte en cólera aunque siempre haya gente extremista. La amnesia forzosa durante la dictadura y los primeros años de democracia empieza a ser sustituida por una apuesta por la recuperación de la memoria histórica, que es lo mejor que puede hacer una sociedad moderna que mire al futuro.
¿Te decantas por el documental o no descartas realizar proyectos en géneros de ficción como la comedia o el drama?
A mí siempre me han gustado los géneros. Ya he tocado en mis cortometrajes la ciencia-ficción con Hands! o la comedia en La estrategia del canapé. Mi próximo proyecto se llamará Memorias de una guerrillera, que recreará la historia de Remedios Montero. Será un largometraje documental con una parte de ficción, con una historia espectacular y emocionante que vivió esta mujer. En el guión estará Alfons Cervera, que también está muy metido en el tema de la recuperación de la memoria histórica. Ahora nos iremos al Festival de Cine de Cannes a promocionar Más allá de la alambrada y a encontrar coproductores europeos para el próximo proyecto. Posteriormente pienso dar el paso a la ficción.
Pau Vanaclocha
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