MARTA BALLETBÒ-COLL, DIRECTORA Y ACTRIZ DE «SÉVIGNÉ»

«SÉVIGNÉ ES UN ANÁLISIS SOBRE LAS COMPLEJIDADES DEL DESEO»
La vida y obra de Madame de Sévigné, una mujer culta y refinada que acudía a los famosos salones literarios de París del siglo XVII, es el eje argumental de Sévigné, el tercer largometraje de la realizadora y actriz catalana Marta Balletbò-Coll. A partir de ahí muestra los entresijos de la creación teatral y un profundo análisis de las relaciones humanas en el film más complejo, elaborado y con una visión más personal de la joven directora. Tras Costa Brava (1995) y ¡Cariño, he enviado los hombres a la luna! (1998), Balletbò-Coll estrena su nueva película en Valencia.
¿Cómo surge la idea de Sévigné?
Mi relación con Madame de Sévigné se remonta a mi época de estudiante. En los libros de bachillerato se nos explicaba la Guerra de los Cien Años, y recuerdo que al mismo tiempo había un párrafo de cuatro líneas en letra más pequeña que decía que paralelamente se desarrollaban en los salones literarios de París unas tertulias en las que participaron mujeres cultas y refinadas como Madame de LaFayette, Madame de Scudéry y Madame de Sévigné. Se me quedó su nombre grabado en la memoria. Años más tarde se me ocurrió la historia de dos personajes que se encierran a trabajar un texto sobre el amor y en ese proceso terminan enamorándose. ¿Qué título ponerle?, pensé. Pues quería algo que sonara como «El manual del noble acto de la seducción por la muy ilustrada madame de…», pensando que quedaría bien poner un nombre francés. Entonces recordé a Sévigné. Documentándome sobre el personaje resulta que se había hecho famosa por unas cartas escritas a la hija en las que le suplicaba volver con ella a París. Desde que su hija se casó con su marido y se fue a vivir con él, Sévigné quiso recuperarla. La amó más allá del amor materno-filial, incluso fue excomulgada por ello. Es esa compleja relación madre-hija la que me llamó la atención. Como dice Vargas Llosa: «tú no eliges los temas, los temas te eligen a ti». Yo ya había hecho un cortometraje sobre una madre y su hija que se van de compras y pensaba que mi Edipo estaba superado, pero fíjate, volvió a salir.
El film analiza las complejas relaciones emocionales y muestra el poder de los sentimientos como motor de las acciones humanas.
He tratado de hacer un análisis sobre las complejidades del deseo. Cuando alguien te atrae, no sólo te atrae porque tiene un cuerpo Danone, sino que intervienen muchos más factores como la autoestima, la relación con la madre y el padre, las experiencias personales vividas anteriormente, tus gustos o preferencias…
Sévigné es un relato dramático pero el personaje que interpretas crea muchos diálogos y situaciones cómicas. Te introduces en el juego del drama dentro de la comedia o la comedia dentro del drama.
No quería caer en el género puro, creo que la vida es demasiado compleja para reducirla únicamente a un conflicto inevitable o a una sucesión de chistes. La vida real está formada por momentos malos y momentos buenos, y no tienen por qué suceder separadamente. Puedes reír y llorar en un mismo día por diferentes motivos. A mí me dieron una beca de La Caixa y me fui a Nueva York a estudiar cine. Mi profesor de tesis fue Ralph Rosenblum, que fue el editor de las primeras siete películas de Woody Allen. Me encantan los editores de cine. Yo reivindico la figura del montador/a, tanto en literatura como el cine, porque es fundamental. Para escribir Sévigné me empapé de toda la bibliografía sobre cómo se debe escribir un guión, que a fin de cuentas no es más que «La poética» de Aristóteles puesta al día. Hice un gran esfuerzo en estructurar bien la historia, crear personajes con profundidad, plasmar cómo evolucionan… No en vano tardé ocho años en escribir el guión.
Se trata de una película de buena factura pero de muy bajo presupuesto. ¿Ha supuesto esa limitación un problema a la hora de realizarla?
Más que bajo presupuesto es, como llaman en América, un no budget. Ya no es bajo, es que ni existe. Pero la gente come y tuve que pedir un crédito que estaré diez años pagando. Tardé ocho años en escribir la película y tardaré diez años en pagarla. Lo único bueno de no tener dinero es que cuando finalmente decides hacer la película te coges el calendario y decides cuándo empiezas. No se te impone nada.
Has presentado el film en diversos festivales. ¿Cómo ha sido recibida hasta ahora por el público?
Hasta ahora he podido ver que la gente sale del cine muy conmovida, parece que les haya sorprendido. Me ha causado una enorme ilusión que me vengan matrimonios y al señor le haya gustado la película. No sé por qué pero a los hombres, jóvenes y no tan jóvenes, les está gustando.
Pau Vanaclocha
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