JUANMA BAJO ULLOA, DIRECTOR DE «FRÁGIL»

«LA GENTE ES CAPAZ DE HACER CUALQUIER COSA PARA SENTIRSE ACEPTADA»
Tras ocho años de silencio, el director vasco Juanma Bajo Ulloa estrena su nueva película, Frágil, un cuento envenenado sobre la necesidad de amar y ser amado. Tras las claroscuras Alas de mariposa y La madre muerta y su paso por la comedia con la exitosa y gamberra Airbag, Bajo Ulloa cambia de registro en una historia romántica no exenta de reflexiones sobre la obsesión social por la belleza y lo que la gente está dispuesta a hacer para ser feliz. Un proyecto arriesgado, de bajo presupuesto, una apuesta en definitiva por el cine independiente, si es que existe.
¿Cómo surge la idea de la película?
Más que una idea yo diría un sentimiento. Yo me muevo más por sentimientos. Cuando narré Alas de mariposa me moví más por lo que supone la incomunicación en el ámbito familiar. En La madre muerta, por la búsqueda y la pérdida de la inocencia. La intención de Frágil es denunciar la obsesión, casi una enfermedad social, que es querer ser diferente a lo que uno es para ser aceptado. Y la infelicidad que esto provoca en la gente, básicamente porque nos hace querer ser de otra manera y no aceptarnos como somos. Por eso es muy difícil ser querido cuando no te quieres a ti mismo. La sociedad ha impuesto un modelo de belleza y los que no lo cumplen están condenados a no ser felices, a no ser reconocidos… Es una sociedad nazi con apartheid aceptado para los que no dan la talla. Y es tanta la necesidad de ser aceptados, de ser queridos, que somos capaces de hacer cualquier cosa. Yo creo que las preguntas al respecto serían: ¿hacia dónde vamos?, ¿cuándo va a acabar? ¿quizá en la genética, cuando nos hagan a todos rubios, con ojos azules, altos y delgados?
Pero la protagonista tampoco es un patito feo que digamos.
La cuestión era no mostrar a una persona fea para hacer de patito feo sino que es una persona normal. Pero es que le dicen que no da la talla, eso es lo terrible de la sociedad actual. Es que si no eres delgado eres gordo, si no tienes éxito eres una mierda, y si no eres guapo eres un adefesio. Hay una agresión real al individuo, una presión brutal para poder ser aceptado.
El protagonista, por el contrario, cumple los requisitos de belleza y de éxito.
Lo más interesante de este personaje es su conflicto interior: David es un actor con unos sólidos principios que ante la posibilidad de obtener un papel en Hollywood, se plantea seguir fiel a sus ideas o renunciar a ellas para obtener dinero y fama. Se trata de un conflicto que evidencia que es más fácil ser coherente en la teoría que en la práctica, o como dice uno de los personajes en una secuencia que no aparece en el montaje final, es fácil decir no al éxito cuando no se tiene a tu alcance.
¿De dónde viene la fragilidad que se alude en el título del film?
Siempre he pensado que hay una fragilidad intrínseca en el ser humano y concretamente en el concepto de amor. En Frágil aparece un choque entre la supuesta inocencia o ingenuidad y el mundo real. Cuando eres un niño te explican el mundo de una manera romántica y agradable, pero cuando llegas a cierta edad te encuentras con una serie de cosas que demuestran la complejidad de la realidad. Con el amor ocurre igual: uno lo vive y lo intuye de una forma (idealización) y resulta que se encuentra con la dura realidad. Considero que el estado natural del ser humano es la fragilidad. Nos encontramos en una situación constante de desequilibrio. Pero cada espectador debe encontrar una explicación a lo que significa la película, los personajes y el propio título. Trato de hacer reflexionar al público sobre quién parece frágil y quién lo es.
En ese sentido, Frágil muestra una visión nada condescendiente del amor, sino quizá su lado más perverso.
Me limito a hacer un retrato de varios personajes y no trato de moralizar sobre si ese amor es positivo o negativo. Cada personaje vive a su manera el amor. De hecho, aparecen representadas muchas visiones del amor, desde el más materialista y pesimista al amor más ingenuo o idealizado, sin caer en valoraciones o prejuicios. El amor puede ser tan bueno como tú quieras, tú tienes que elegir tu camino. En muchas ocasiones, la desilusión se produce no tanto por la otra persona sino por una mala elección tuya. Es muy fácil echar la culpa, lamentarse, creer en la mala suerte. Creo que la gente es responsable de cada experiencia, sea mala o buena.
Se trata de un drama muy actual, por tratar temas como la anorexia, pero lo narras en forma de cuento, lo que le resta dramatismo.
Yo pretendía que cualquiera pudiera entrar en él. De hecho, estoy convencido de que habrá personas que verán la película y no van a saber que les hemos contado algo terrible, no en vano Frágil es un cuento envenenado. De vivos colores, alejado de la estética gótica, como La madre muerta, pero con importantes e intensos conflictos.
Frágil tiene un acabado que parece haber contado con un alto presupuesto.
La verdad es que es un película que no tiene aspecto de bajo presupuesto, de hecho tiene un acabado o una presentación formal propia de una proyecto más caro de lo que realmente es, pero eso es gracias a la colaboración de muchas personas anónimas o no anónimas, desinteresadas o interesadas que nos han ayudado a acabarla. Si algo se puede decir de esta película es que se ha producido desde la más absoluta independencia.
Has contado con actores no conocidos para interpretar a los personajes protagonistas. ¿Pretendías con ello insistir en esa independencia?
Es una decisión que parece poco comercial y arriesgada pero supongo que hice lo que sentía, lo que creía que tenía que hacer. Como espectador pienso que en el cine actual se repiten las mismas fórmulas y las mismas caras. He tratado de buscar talentos nuevos aunque eso supusiera un mayor esfuerzo a la hora de dar forma al proyecto. Muriel y Julio tenían que representar un cuento que resultara lo más verosímil posible, y pensé que unas caras desconocidas y gente con talento sin el peso de la fama iban a ayudar a entrar en esa atmósfera irreal de la película y que no pertenece ni a la vida real ni a otra película. Además, he pretendido que la gente se identifique no con actores disfrazados interpretando un papel sino con los personajes. También ocurre con el resto del elenco de actores. Como también he tenido el control artístico del proyecto como productor pude asumir ese riesgo. Si hubiera producido una compañía ya establecida me habría presionado para incluir algún famoso en la película, no me hubieran dejado arriesgarme.
Es muy caro el precio de la libertad.
Y tanto. Yo reivindico que también haya un camino libre y la posibilidad de que el autor pueda hacer una película independiente, tal y como él la concibe. Y la realidad es que no es así, no hay tal cine, no se permite la disidencia. Aunque te tocase la lotería y pudieras hacer una película con tres millones de euros, el problema sería qué haces con ella, no puedes promocionarla, no puedes distribuirla, no puedes exhibirla. Creo que nos encontramos en un momento de falta de libertad terrible.
Pau Vanaclocha
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