(3) LA CICATRIZ, de Pablo Llorca.

ESPÍAS ENAMORADOS
La trama de espionaje que narra La cicatriz se aparta conscientemente del habitual cine de género, con sus convenciones de intriga y suspense, para acercarse a la verdad del ser humano, a la complejidad de sus relaciones sentimentales y al dilema moral de tener que elegir entre coherencia y traición, entre patria e ideología, entre deber y conciencia.
El quinto largometraje de Pablo Llorca, premiado como mejor guión y mejor película en el Festival de Málaga, evidencian un estilo tan personal como honesto e independiente. Estructurado como un gran flashback a partir de los recuerdos del protagonista, el motivo real del salto atrás en el tiempo es la aparición en Alemania de libros de memorias sobre el espionaje entre la RDA y al RFA en los tiempos de la Guerra Fría. El film se ubica de forma imprecisa entre los años 70 y 80, antes de la caída del Muro de Berlín, que supuso el principio del fin de la rivalidad entre el Este y el Oeste, el hundimiento también de la utopía comunista en Europa.
La cicatriz, la huella que deja en el tiempo una traumática vivencia, es ante todo una singular historia de amor protagonizada por espías: él como profesional, ella arrastrada por un chantaje emocional que acaba por convencerla de la bondad y justicia de la causa. Como en Triple agente, la manipulación de los sentimientos es el motor del relato. La mentira y las apariencias se convierten en un medio para lograr determinados fines. El amor es una manera de embaucar a otro pero puede convertirse en un drama personal cuando se cae finalmente en sus redes. El fracaso, visto con perspectiva temporal, añade amargura a la defensa arriesgada de unos ideales que acaban derrumbándose como un castillo de naipes. El fracaso individual se añade al fracaso histórico.
La ficción que Pablo Llorca ha elaborado está inspirado en casos reales pero su mérito principal es haber construido personajes sólidos, creíbles, integrados en un contexto geopolítico, a los que retrata con cierto distanciamiento, con un ritmo pausado, resaltando su existencia cotidiana, pero su aparente frialdad sólo es el rechazo de cualquier concesión a la sensiblería. El resultado es un relato tan austero como preciso.
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