(1) BE COOL, de F. Gary Gray.

TURBIOS NEGOCIOS EN EL MUNDO DE LA MÚSICA
Por norma general, pocas secuelas merecen mejor valoración que su predecesora, y este caso no es una excepción. Continuación de la discreta Cómo conquistar Hollywood, una pretendida sátira en forma de comedia de gángsteres y el mundo del cine, Be cool no es más que una prolongación carente de imaginación, humor y ritmo de las actividades profesionales de Chili Palmer, el taimado gángster protagonizado por un actor que vive de rentas —especialmente del relanzamiento de su carrera gracias a Pulp Fiction, film que recibe homenaje en una secuencia de baile con Uma Thurman— como es John Travolta. En esta ocasión se dedica a los negocios en el mundo de la música y pronto se tiene que enfrentar a unos esperpénticos mafiosos que desean liquidarlo por las deudas contraídas y para conseguir el contrato de una prometedora cantante. Apoyado por un efectivo reparto y una simpática banda sonora, el film logra el objetivo de entretener, que no es poco, aun basándose en la sucesión de chistes fáciles a costa de negros, rusos y homosexuales. Es, seguramente, esa falta de pretensiones lo mejor de Be cool.
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