ROBERTO SANTIAGO, DIRECTOR DE «EL PENALTI MÁS LARGO DEL MUNDO»

«HAY MUCHA MOJIGATERÍA CON EL TEMA DEL FÚTBOL POR PARTE DE LOS INTELECTUALES»
El segundo largometraje de Roberto Santiago, El penalti más largo del mundo, es una divertida y nada convencional historia de amor en el contexto de un partido de fútbol interrumpido cuya finalización depende de un penalti. Tras su ópera prima, Hombres felices, el realizador madrileño insiste en un género —la comedia— que conoce muy bien y se introduce en una temática, el mundo del fútbol, escasamente retratada en la cinematografía española.
Partes de un relato corto de Osvaldo Soriano. ¿Qué te llevó a adaptarlo al cine?
Osvaldo Soriano es un gran escritor argentino, considerado por la crítica especializada como uno de los mejores novelistas del siglo XX. Obras suyas son «Triste, solitario y final», que a mí personalmente me encanta, o «No habrá más penas ni olvido», que posteriormente fue llevado al cine e incluso ganó el Oso de oro en el Festival de Berlín. En cinco folios está el germen de la película, un relato breve que cuando lo leí por primera vez, hace cuatro años y medio, supe que ahí había una película y que merecía la pena llevarla al cine, pues tenía todos los ingredientes necesarios: es un relato divertido, emocionante, épico pero sobre todo muy humano. Y luego además toca un tema universal, que es el amor, que es de lo que realmente habla esta película. Porque ésta, aunque es una película en la que hay fútbol, no es una película únicamente de fútbol, ya que este deporte se convierte en una excusa para hablar de amor.
Eso iba a decir, que pese a que el protagonista es portero y durante la película se prepara para parar un penalti, lo cierto es que la película trata tangencialmente el fútbol.
Realmente no me apetecía hacer una película sobre fútbol. Me parecía mucho más interesante tratar otras cosas. El fútbol lo utilizo de excusa, como un catalizador que me permite hacer un retrato de grupo. Es el nexo de unión de un conjunto de personas que viven en un contexto con muchas limitaciones. Viven con sus problemas, con sus inquietudes…
Todo ello desde una perspectiva cómica.
El penalti más largo del mundo es una comedia, eso es evidente, que pretende que la gente se lo pase bien y se ría, pero a la hora de trabajar, el humor no ha sido nuestro objetivo o fin último, sino nuestro medio para contar una historia que a nosotros nos parece que merecía la pena contar, que trata de personas de carne y hueso, cercanas, procedentes de un barrio modesto, en este caso el barrio de Carabanchel. El humor lo hemos utilizado para evitar caer en la autocomplacencia o en falsos dramatismos.
El protagonista del film es un perdedor que se encuentra de pronto con el éxito.
Exacto, el protagonista pasa de ser un cero a la izquierda, al menos para los que le rodean, que no le hacen ni caso, a de repente convertirse en el centro de todas las miradas, en un héroe al fin y al cabo. El «mensaje» de la película se resumiría en lo difícil que es administrar el éxito. ¿Qué hace uno cuando tiene éxito, cómo lo administra, cómo lo lleva, te aprovechas mucho o poco, te escondes o enseñas más? Si ya es duro asumir el fracaso, a veces resulta mucho más complicado saber llevar bien el éxito. Además, y es algo muy curioso e interesante, el éxito nos delata como personas, dice mucho de cómo somos, cómo pensamos y cómo actuamos. Cómo las personas reaccionan ante el éxito ha sido uno de los grandes temas del cine y de la literatura que más me ha apasionado. He querido hacer una película esperanzadora, optimista, y mi personaje al final utiliza el éxito sobre todo para acercarse de alguna manera a la chica de la que está enamorado.
¿Qué referentes has tenido a la hora de realizar El penalti más largo del mundo?
Como espectador y como director he bebido de una serie de películas como las comedias españolas de los años 50 y los primeros 60, de Berlanga y de Fernando Fernán Gómez, películas que trataban sobre el fútbol como El fenómeno u Once pares de botas, que funcionaron muy bien, con un gran éxito de taquilla, y que por algún motivo se abandonó esta temática hasta cincuenta años después. Otra referencia sería las comedias sociales inglesas de los años 90 como Full Monty o Tocando el viento.
Curiosamente ni el cine ni la literatura en España han tratado frecuentemente el llamado deporte rey. ¿A qué se debe esta marginación?
A mí me extraña que no haya más cine y literatura que hable de fútbol. Para bien o para mal es algo más que un mero deporte, es un fenómeno sociológico en toda regla. Está en nuestras vidas, te guste o no te guste está ahí. Como ya he dicho, ya hubo una época en los años 50 en la que se hicieron algunas películas sobre esta temática con un gran éxito de taquilla pero pronto se dejó de hacer. No sé por qué. Pero en los últimos años, gracias a películas como Días de fútbol, El portero y actualmente El penalti más largo del mundo, parece que se está retomando esa temática.
Quizá los escritores y los directores de cine no consideran el fútbol como un tema «digno de tratar» o ajeno al mundo intelectual.
Creo que hay mucha mojigatería con el tema del fútbol por parte de los «intelectuales». Cuando personalidades como Manuel Vázquez Montalbán o Javier Marías escribieron artículos sobre el fútbol se convirtieron en las grandes excepciones. Te podrá gustar más o menos, pero creo que desde el punto de vista narrativo tiene una serie de ingredientes como la épica, el dinamismo y la emoción… que me parecen muy cinematográficos. No en vano considero una de mis películas favoritas Evasión o victoria, de John Huston.
Pau Vanaclocha
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