(3) LOOKING FOR FIDEL, de Oliver Stone.

LAS RAZONES DEL DICTADOR
Criticado por su tono demasiado complaciente con Fidel Castro en su anterior documental Comandante, Oliver Stone retomó su cámara un año después para regresar a la isla caribeña y preguntarle por la ejecución de los tres condenados por secuestrar un barco con la intención de huir a Miami y por el encarcelamiento de 75 artistas e intelectuales considerados disidentes y cómplices del plan estadounidense para derrocar al régimen.
El cineasta se muestra más inquisitorial, en una especie de juicio sumario en el que las preguntas adoptan el papel de acusaciones y las respuestas, a la defensiva, el de razones exculpatorias. Stone parece bien documentado con papeles, datos y fechas, una traductora intercambia simultáneamente los respectivos puntos de vista y se llama a participar en el debate a acusados, abogados defensores y fiscales.
El líder cubano despliega toda su habitual dialéctica para seducir al espectador con su encarnación de viejo revolucionario que, sin embargo, se muestra ya incapaz de ocultar su verdadera condición de dictador. Cierto es que ha sido el único gobernante que no ha doblado la rodilla ante el poderoso vecino del norte y que, a diferencia del resto de naciones latinoamericanas, ha garantizado a la población unos mínimos en alimentación, sanidad y educación. Pero ¿compensan estas ventajas la ausencia de libertades y derechos humanos? ¿Por qué no se respetan los derechos humanos, políticos y sociales y se convocan elecciones realmente libres, con variedad de opciones políticas, si tan seguros están de la fidelidad de su pueblo?
El film resulta fundamental para animar la polémica sobre Cuba y Fidel Castro, entre sus partidarios y sus detractores. La fuerte represión es el cruel ejercicio de poder dirigido a paralizar de miedo a los oponentes como Franco hizo con las ejecuciones de septiembre de 1975, jaleado luego por una multitud en la plaza de Oriente un mes antes de su muerte. Una muestra de debilidad, que no de fortaleza.
Aquí aparece un Fidel mesiánico, convencido de su papel providencial, que no piensa en el retiro para dejar paso a otras personas, otras ideas y otras formas de gobernar. Lo dicho: todo atado y bien atado.
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