(3) HABANA BLUES, de Benito Zambrano.

VIVIR Y SOÑAR EN CUBA
El segundo largometraje de Benito Zambrano, seis años después de su exitosa Solas, es una coproducción hispano-franco-cubana cuyo eje narrativo está constituido por las peripecias de dos jóvenes músicos cubanos que aspiran al triunfo y que luchan por un futuro mejor. Su situación viene dificultada por el hecho de no componer música revolucionaria como cantautores ni la típica “salsa” de raíces afroamericanas, sino un rock independiente con textos críticos sobre la vida en la isla.
El guión de Benito Zambrano -que estudió durante años cine en Cuba y la conoce bien- y de Ernesto Chao introduce un elemento clave que sirve para enriquecer y profundizar en personajes y situaciones. Unos productores españoles presentan a los protagonistas una oferta tentadora para grabar discos y realizar una gira europea. Es la gran ocasión para alcanzar el éxito, pero en condiciones humillantes de manipulación y explotación. El dilema entre dignidad y dinero, entre profesión y familia, entre renuncia a principios y coherencia personal se plantea con todo su dramatismo. La elección supone renunciar a unos valores para poder alcanzar otros.
Habana blues tiene poco de comedia costumbrista pero sólo en el fondo puede percibirse el contexto socio-político que condiciona el devenir individual de los personajes. El film es, ante todo, un relato de sentimientos, de relaciones humanas, un canto a la amistad y al amor, con un desenlace abierto a la esperanza, con ese concierto jaleado por centenares de fans en un repleto teatro habanero que viene a endulzar un poco el tono general dominado por la tristeza y, en algunos momentos, por la amargura.
Zambrano presta atención a los problemas generados por la existencia cotidiana, por las limitaciones materiales, por las discusiones conyugales y la necesidad de aportar dinero al hogar, por las renuncias de quien debe trabajar para que otro pueda seguir su vocación, por la ruptura matrimonial y la decisión de marchar a Miami, etc. Contradicciones y dudas, cuestiones delicadas, cuyo tratamiento concreto hubo de negociar a veces con las autoridades cubanas del ICAIC.
Y flotando por encima de risas y de llantos, de sacrificios y de ilusiones, la música que lo inunda todo gracias a una atractiva banda sonora compuesta por diversos grupos. Canciones de ritmos contagiosos y con unas letras que nos hablan de las experiencias, preocupaciones y sueños de cada día.
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