(3) EL SECRETO DE VERA DRAKE, de Mike Leigh.

ABORTOS CLANDESTINOS
Ya Chabrol, en Asunto de mujeres (1988), se ocupó del caso real de una abortista francesa, Marie Latour, que ejercía su oficio clandestino, por dinero, y que fue condenada en 1943. Ahora Mike Leigh recurre a la ficción para presentar el caso de Vera Drake, una ejemplar esposa y madre inglesa, que en el Londres de 1950 es detenida y condenada por practicar abortos, de forma filantrópica y desinteresada, para ayudar a jóvenes embarazadas que desean evitar la maternidad.
El cineasta británico realiza un cine heredero del free cinema de los años 60 y lo convierte en un documento fiel sobre la sociedad -valores, costumbres, conflictos- de la época retratada. En esta ocasión dedica una especial atención a la caracterización de cada personaje. Resulta admirable la descripción que hace de toda la familia. No puede pasar desapercibido, pues, el equilibrio del guión: es justo a mitad de su desarrollo cuando se descubre la actividad de Vera y se procede a su detención.
Premiada con el León de Oro en el Festival de Venecia, El secreto de Vera Drake aborda los hechos con minuciosidad y desde una objetividad que deja la responsabilidad de establecer el punto de vista ideológico y moral en manos del espectador. La lucidez y la capacidad de observación del cineasta evita caer en ciertos apriorismos de los que algunos acusan a otro gran cultivador del realismo social, Ken Loach, que subordina en ocasiones el desarrollo del relato a unas tesis previamente establecidas, a un compromiso político que puede condicionar la representación de personajes y conflictos.
Pero quizá el mayor mérito de Mike Leigh es su magistral dirección de actores, especialmente relevante y emotivo en el caso de Imelda Staunton, una estrella de la escena inglesa, galardonada con múltiples premios por su encarnación de Vera, una sencilla trabajadora dedicada a la limpieza de casas ajenas.
No significa lo antedicho que el director quiera pasar incontaminado en medio de la tragedia de sus personajes. Partidario del realismo cotidiano, los perfila hasta el múnimo detalle y respeta su identidad pero al mismo tiempo los hace entrañables o rechazables a través de unas peripecias personales que no excluyen, sino que integran, su dimensión social, su condición de miembros de la clase obrera o de una clase media con aspiraciones burguesas.
El discurso sobre el aborto que elabora la película no sólo evidencia una gran compasión hacia los personajes sino también una mirada rigurosa sobre el conservadurismo de la sociedad británica de los años 50, hasta que a finales de los años 60 se despenalizó en determinados supuestos y convirtió Londres en lugar de peregrinación para las hijas en apuros de muchas familias pudientes españolas.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.