(2) MORIR EN SAN HILARIO, de Laura Mañá.

COMEDIA SOBRE LA MUERTE
Tras su incursión en el ámbito de la intriga y del suspense con su segundo largometraje, Palabras encadenadas, en el que reflexionó sobre la violencia, el deseo y la traición en una historia de alta tensión entre secuestrador y secuestrada, la directora y actriz catalana Laura Mañá regresa al estilo visual y narrativo con el que inició su carrera como directora —su discreta Sexo por compasión— con una comedia de humor negro sobre la vida y el amor a través de la muerte.
Morir en San Hilario está construida a modo de fábula que se mueve entre lo onírico y lo surreal —una especie de «realismo mágico» que consagraron los escritores latinoamericanos de los 50 y 60, adaptado al cine, con influencias del ruralismo humanista de Berlanga de los años 50— para crear una atmósfera lírica en torno a unos excéntricos personajes, los habitantes de San Hilario, que vivían en sus buenos tiempos de organizar hermosos funerales y a quienes la vida moderna ha aislado y sumido en la decadencia, y un forajido prófugo de la justicia, que se hace pasar por otra persona que precisamente se dirigía al pueblo para finalizar su vida con dignidad y que muere en el camino. A partir de ahí se suceden los malentendidos y las coincidencias, todo ello narrado mediante continuos juegos de palabras y metáforas sobre el trágico destino del ser humano, el amor como canto a la vida, la igualdad de las personas ante la muerte y la estrecha frontera entre la existencia y la nada. El resultado es una original comedia que se ríe de la muerte, en un sano ejercicio de desdramatizar un tema incómodo cuando no verdadero tabú en nuestra sociedad.
No obstante, Morir en San Hilario es un film que resulta demasiado simplista e ingenuo, tanto por el maniqueísmo de los personajes como por un guión que condensa toda una reflexión cargada de conceptos teóricos pero incapaz de mostrar la realidad cotidiana. A destacar, eso sí, la actuación de los actores protagonistas Lluís Homar y Ana Fernández y de los secundarios Ferrán Rañé, Ulises Dumont y Juan Echanove.
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