(0) EL DÍA DE LA BODA, de Clare Kilner.

UN MARCO INCOMPARABLE
Las bodas se han convertido en los últimos años en un marco incomparable para el desarrollo de previsibles, tiernas y conmovedoras películas románticas dirigidas siempre a un público mayoritario necesitado de historias cargadas de buenos sentimientos, carentes de complejidades conceptuales y narrativas y que culminan con un condescendiente happy end.
Desde el indiscutible éxito de taquilla de comedias como Cuatro bodas y un funeral (1994), La boda de mi mejor amigo (1997) o Mi gran boda griega (2002), las películas que pertenecen a este «subgénero» cómico narran el progresivo enamoramiento de los protagonistas en los días previos y durante una ceremonia nupcial. Generalmente se trata de personajes aparentemente opuestos, dolidos por fracasos anteriores, cuando no alérgicos a las relaciones de pareja. Milagrosamente se produce la chispa y todo conspira para conseguir que se conozcan, discutan, superen los obstáculos y finalmente reconozcan sus verdaderos sentimientos. Salvo pequeñas diferencias, no escapa de esta tendencia El día de la boda, un bodrio dirigido por una Clare Kilner desconocida en España pero con cierta experiencia en la materia. Totalmente prescindible.
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