(2) DESCUBRIENDO NUNCA JAMÁS, de Marc Forster.

INSPIRANDO AL CREADOR
El último film de Marc Forster, director de la interesante Monster’s Ball (2001), se acerca al proceso de creación de la obra teatral más conocida y admirada del escritor escocés James Mathew Barrie, Peter Pan, todo un clásico de la literatura infantil que ha sido adaptado en miles de representaciones teatrales, en un musical de Broadway y en múltiples películas y series de televisión.
Dejando al margen el innegable legado de gran imaginación y la indiscutible aportación literaria de la figura de Mathew Barrie, la propuesta de Marc Forster no deja de ser una mirada bondadosa y gratificante que resalta los buenos sentimientos y suaviza los conflictos personales y sociales que sufrió el autor. Así, Descubriendo Nunca Jamás, basado en la obra de teatro de Allan Knee titulada El hombre que fue Peter Pan, está inspirado en la amistad que el escritor tuvo con la familia Llewelyn Davies, y que según afirma la película, influyó determinantemente en su obra. Describe el proceso mediante el cual, gradualmente, Mathew Barrie —interpretado con soltura por Johnny Deep— conoce y se introduce en la familia formada por una hermosa viuda (Kate Winslet) y sus cuatro hijos. Mediante juegos de magia, disfraces y todo tipo de travesuras, creando para ello mundos imaginarios que posteriormente plasma en la reconocida obra de teatro (Neverland o El País de Nunca Jamás), logra reestablecer la felicidad en un grupo familiar traumatizado por el drama. No obstante, su fracaso matrimonial, con una relación adúltera por parte de su esposa incluida, y el perjuicio social provocado por el hecho de que pasara más tiempo con la familia Llewelyn Davies que con la suya propia, se suceden rápidamente sin profundizar en la causas que los motivaran o en la significación que tuvo para él.
Descubriendo Nunca Jamás goza, por otra parte, del espíritu que imbuía a Peter Pan, esto es, el poder de la imaginación, la nostalgia de la inocencia de la niñez y el deseo de creer que la magia está presente en la vida diaria. Más allá de un mero juego infantil, lo que de verdad propuso el escritor escocés fue una vía de escape de las encorsetadas reglas de conducta de la sociedad puritana que le tocó vivir. Su propia forma de ser y de comportarse, que rayaba lo excéntrico, fue un ejemplo de ello.
La magnífica interpretación de los solventes actores que intervienen es otra de las virtudes de este film entrañable pero en ocasiones ingenuo y reiterativo. A destacar, además de los mencionados Johnny Deep y Kate Winslet, los convincentes Dustin Hoffman en el papel del promotor teatral y Julie Christie, que da vida a la severa abuela de los niños. El personaje de la mujer del escritor es, en mi opinión, el más pobre por su escasa definición.
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